Revisión
Carlos Marx y José Martí: coincidencias en las concepciones sociopolíticas y culturales
Coincidences in the social-political and cultural conceptions of Carlos Marx and José Martí
Dairy Basulto Barreras.1 Licenciada en Periodismo.
Olga Lidia Barreras López.2* Máster en Humanidades Médicas. Licenciada en Educación. Profesora Auxiliar de Informática.
José Rafael Sánchez Méndez.2 Máster en Humanidades Médicas. Licenciado en Educación. Profesor Auxiliar de Informática.
Robin Ávila Gutiérrez.3 Máster en Urgencias Médicas. Especialista de Primer Grado en Cirugía Plástica y Caumatología. Profesor Instructor.
1. Televisión Camagüey. Camagüey. Cuba.
2. Universidad de Ciencias Médicas Carlos J. Finlay. Camagüey. Cuba.
3. Hospital Amalia Simoni. Camagüey, Cuba.
* Autora para la correspondencia: lbolga.cmw@infomed.sld.cu
RESUMEN
El presente estudio está dirigido a establecer coincidencias entre el pensamiento de José Martí y de Carlos Marx en el terreno filosófico. Ambos representan los más altos exponentes del saber filosófico y humanista de la cultura europea y latinoamericana del siglo XIX, respectivamente, con un alcance genuinamente universal. No fue objetivo en modo alguno convertir a Martí en marxista, del mismo modo que sería absurdo afiliar a Marx a las ideas y las concepciones martianas. Sin embargo, no es posible dejar de subrayar la profundidad del ideario martiano en el terreno filosófico, político, social y económico y sus aproximaciones a las concepciones marxistas o al socialismo científico.
Palabras clave: socialismo, Carlos Marx y José Martí.
ABSTRACT
The present study is directed to establish coincidences between the thought of José Martí and Carlos Marx in the philosophical area. Both are represented by the highest exponents of the philosophical and humanist knowledge of the European and Latin-American culture of the 19th century, respectively, with an authentically universal scope. It was not objective in any way to turn Martí into Marxist, in the same way that it would be absurd to affiliate Marx to the ideas and the Martí`s conceptions. Nevertheless, it is not possible to stop underlining the depth of the Martí`s ideology in the philosophical, political, social and economic area and his approaches to the Marxist conceptions or to the scientific socialism.
Keywords: socialism, Carlos Marx and José Martí.
Introducción
La crisis mundial abarca entre otras esferas, la social, los valores, las concepciones y los paradigmas, es también energética, hídrica y medioambiental. En esta coyuntura Estados Unidos (EE.UU.) enfrenta lo que muchos especialistas ya consideran el inicio del fin de su hegemonía, ante las múltiples muestras de resistencia el imperio contraataca.
En la actualidad el mundo atraviesa por momentos difíciles y convulsos dada la crisis integral del capitalismo cuyo estallido comenzó por el corazón del imperio. Estamos en presencia de una crisis que es mucho más que una crisis económica, o financiera. Se trata de una crisis integral de un sistema civilizatorio.(1,2)
América Latina se ha convertido hoy en el epicentro del movimiento progresista y revolucionario mundial. Si hace dos décadas las discusiones giraban en torno a la crisis del marxismo y del socialismo, hoy los debates son a la inversa: la crisis del capitalismo y la alternativa socialista ganan cada vez mayor espacio.
La Alternativa Bolivariana para las Américas (ALBA) demuestra a los pueblos que mientras más se alejan del imperio mejor enfrentan la crisis. El socialismo en el siglo XXI encuentra cada vez más seguidores, aunque son muchos los puntos de vista, existe gran coincidencia respecto a la necesidad de un socialismo afincado en las raíces históricas de los pueblos. De ahí el imperativo de estudiar el pensamiento de los próceres y de manera particular, por su carácter universal el de José Martí.
Otro hombre genial vivió al igual que Martí durante el siglo XIX: Carlos Marx. Aunque sus vidas transcurrieron en contextos muy diferentes, entre ambos hay múltiples puntos de contacto, que coinciden en estudios realizados que muestran el valor y vigencia de sus ideas.(3,4,5)
El objetivo de este trabajo es establecer puntos de encuentro entre el pensamiento de José Martí y de Carlos Marx en el terreno filosófico.
En las palabras introductorias a la edición crítica de las Obras Completas de José Martí, el compañero Fidel Castro señaló que en nuestra Revolución se funden, como en un crisol de la historia, las ideas avanzadas y la obra patriótica de los forjadores de la Patria, con la doctrina y la obra de universales de la clase obrera y el socialismo (6) y añadía seguidamente que
[...] no podrá haber verdadera formación ideológica y política del pueblo, verdadera conciencia comunista, sin el conocimiento de los admirables aportes de José Martí a la Revolución cubana, a la liberación de América Latina frente al peligro imperialista y al pensamiento revolucionario de su tiempo.(6)
En la actualidad, después de la desaparición de la Unión de Repúblicas Socialistas Soviéticas y de los países socialistas europeos, el estudio del pensamiento de Carlos Marx sin mixtificaciones, constituye asimismo no sólo una necesidad teórica sino también práctica. Es tal el caos intelectual y la carencia de ideas nuevas que para reconstruir la evolución filosófica de lo que llamaron Occidente se hace necesario investigar y relacionar los hilos principales del tejido ideológico de los últimos dos siglos.
No se subestimaron las posibilidades de otras búsquedas con diversas personalidades de la cultura filosófica, política y social, por el contrario, los autores consideran útil e indispensable hacerlo, es una aspiración que así se haga para arribar a una orientación válida en la búsqueda del camino certero para la liberación humana.
Para el desarrollo del trabajo fueron consultadas obras de ambos pensadores, así como de estudiosos de sus ideas.
Desarrollo
En los siglos anteriores, las pugnacidades ideológicas venían impuestas por las necesidades de enfrentamiento cultural. Desde luego, se llevó a la exageración. En ello obviamente, influyeron las pasiones humanas, pero en el siglo XXI constituye un requerimiento intelectual y moral alcanzar la integralidad del pensamiento y ello sólo es posible con la interrelación de diversas ramas y la búsqueda de una síntesis cultural universal. Los cubanos encuentran esta síntesis a partir de estos dos gigantes del pensamiento: Martí y Marx. Sobre tales fundamentos se está dispuesto, como ordenó Martí, a injertar al mundo en nuestras repúblicas, pero que el tronco sea el de ellas.
Marx y Martí: breves apuntes sobre sus vidas
Carlos Marx nació en 1818, en el seno de una familia de buena posición económica, en uno de los estados de lo que luego sería Alemania, en Europa se consolidaba entonces el capitalismo. Martí nace a mediados de ese siglo, pero en una sociedad colonial y esclavista, en el seno de una familia muy humilde. Los dos se distinguieron desde la infancia por la prodigiosa inteligencia que causaba admiración a sus mayores. Muy jóvenes se sensibilizaron con las injusticias. Dados los espacios y contextos que ocupaban presentaron sus ideas de formas diferentes: Marx fue la expresión del movimiento liberador de la clase obrera industrial europea, en momentos de agudas contradicciones con la burguesía; en tanto el Apóstol es el más completo y genial representante de la tradición libertadora latinoamericana.
A los nueve años de edad Martí se conmueve ante un esclavo muerto colgado en el monte y fija a partir de entonces su compromiso con los oprimidos; más tarde, apenas un adolescente, se vincula con la independencia de Cuba. En su plena madurez funda el Partido y organiza la Guerra Necesaria. Paralelamente, mientras vive en las entrañas del monstruo, presencia el vertiginoso desarrollo hacia el imperialismo de la nación norteamericana. En sus viajes por las tierras al sur del río Bravo conoce de la historia y cultura de lo que luego llamaría Nuestra América, latinoamericanismo y antiimperialismo marcharán desde entonces indisolublemente unidos en su pensamiento y acción. Además, sus concepciones éticas conformarán el avanzado pensamiento político filosófico que mantiene hoy total vigencia.
Martí es uno solo y se requiere estudiarlo por entero y hacerlo poniendo por delante los principios que le hicieron ser quien fue, el primero de los cuales era su compromiso de peleador revolucionario de Cuba, América y el mundo, para él se pelea cuando se dice la verdad y se organizan las fuerzas para la victoria.
Marx es el continuador y consumador genial de las tres principales corrientes ideológicas del siglo XIX, que tuvieron por cuna los tres países más avanzados de la humanidad: la filosofía clásica alemana, la economía política clásica inglesa y el socialismo francés. Aquel formidable pensador ante cuya grandeza se inclinaron hasta sus propios enemigos, a decir de Engels, se mostraba ya como revolucionario en sus artículos en los anales franco-alemanes, donde proclama la crítica despiadada de todo lo existente y, en especial, la crítica de las armas, apelando a las masas y al proletariado. (7)
Existen quienes con fuerza tratan de anteponer a Marx y a Martí basándose en escritos de este último en los que critica las ideas socialistas, con esta posición ignoran que en la sociedad norteamericana del siglo XIX se presentaban como marxistas versiones bastante alejadas de las ideas del socialismo científico e incluso, eran muy frecuente entre los trabajadores las ideas anarquistas. Después de críticas iniciales a estas ideas Martí percibe diferencias entre las distintas corrientes que respondían a esa denominación y aboga por saber de qué tipo de socialismo se trata antes de emitir juicios valorativos. En 1894 escribe a su amigo Fermín Valdés Domínguez:
[...] Por lo noble se ha de juzgar una aspiración: y no por esta o aquella verruga que le ponga la pasión humana. Dos peligros tiene la idea socialista, como tantas otras: -el de las lecturas extranjerizas, confusas e incompletas, --y el de las soberbia y rabia disimulada de los ambiciosos, que para ir levantándose en el mundo empiezan por fingirse, para tener hombros en que alzarse, frenéticos defensores de los desamparados. Unos van de pedigüeños a la reina, - como fue Marat - cuando el libro que le dedicó con pasta verde - a lisonja sangrienta, con su huevo de justicia, de Marat. Otros pasan de energúmenos a chambelanes, como aquellos de que cuenta Chateaubriand en sus memorias. Pero en nuestro pueblo no es tanto el riesgo, como en las sociedades más iracundas, y de menos claridad natural: explicar será nuestro trabajo, y liso y hondo, como tú lo sabrás hacer: el caso es no comprometer la excelsa justicia por los modos equivocados o excesivos de pedirla. Y siempre con la justicia, tú y yo, porque los errores de su forma no autorizan a las almas de buena cuna a desertar de su defensa. (8)
Como se puede apreciar la oposición martiana no es a la esencia del verdadero socialismo sino a la interpretación de falsos líderes por lo que se plantea junto a su amigo explicar será nuestro trabajo y deja claro, además, que no se puede comprometer la justicia por métodos inadecuados, o sea alerta sobre errores de forma, subjetivos.
Estudiar el pensamiento de dos hombres excepcionales resulta una tarea ardua, los autores intentarán ejemplificar algunos puntos de coincidencia entre ambos, conscientes de las limitaciones para acometer tan compleja labor.
La aspiración de alcanzar la liberación plena del hombre y la igualdad social fueron una constante y el móvil esencial que determinó la vida Marx. Martí al decidirse por un principio supremo que fuera base de los demás optó por el culto a la dignidad plena y el decoro del hombre, por una república con todos y para el bien de todos que hoy se identifican con el ideal socialista.
Martí afirmó que no había poesía mayor que la que observaba en los libros de ciencia, para Marx la poesía de la revolución europea del siglo XIX sólo podía generarse desde el futuro y afirmaba: Entonces no habrá dudas de que el mundo ha poseído durante largo tiempo el sueño de una cosa, de la cual sólo le basta la conciencia para poseerla realmente. Entonces no habrá duda de que el problema no lo constituye el abismo que se abre entre los pensamientos del pasado y los del futuro, sino la realización de los pensamientos del pasado. (9)
Hay en estas formulaciones doble poesía, la de soñar con el futuro y la de procurarlo por vías científicas. Se trata de un sueño profético. El acento científico predomina en los análisis de Marx, el sentido utópico y poético en el de Martí, pero en ambos hay utopía, ciencia y sobre todo, en ambos se aspira a la liberación universal del hombre y a desarrollar formas colectivas de organización de los mismos para lograrlo. Las diferencias entre las formas de presentar la cuestión entre Marx y Martí están determinadas por el espacio geográfico y la tradición cultural en que cada cual se movía.
Otro aspecto clave de la relación entre el pensamiento del Apóstol y el autor de El Capital radica en que tanto en la filosofía de Marx, como en el pensamiento del prócer cubano, se puede encontrar una concepción orientada a proyectar la cultura hacia la transformación del mundo. En cuanto a Martí, toda su vida fue un empeño para la transformación del mundo y por una interpretación cultural que ayudara para tal propósito. El gran escritor y poeta que dominaba a la perfección y enriquecía las formas del lenguaje, llegó a afirmar que Hacer es la mejor manera de decir. Para asumir la defensa de los intereses de las masas explotadas y de la humanidad en su conjunto, es necesario orientarse por una fundamentación cultural. Muchas veces se suele actuar sin ella, pero el propósito de liberación humana requiere objetivamente de la cultura. Los que desdeñan una elaboración de este carácter, lo hacen para proteger intereses inmediatos sin tomar en consideración una perspectiva de largo alcance. Relacionar los intereses inmediatos con tal perspectiva es, precisamente labor de la cultura. Se suele incurrir, a la vez en un error a la inversa al hacer elaboraciones teóricos sin tener en cuenta la práctica. Este es un aspecto cardinal de la historia de las ideas y Cuba asumió la línea de transformar el mundo a partir de la cultura. El pensamiento socialista de Marx y Engels se lo plantearon también de esta manera. (9,10)
Para Martí la cuestión social era un componente esencial en la política. Quien escribió Con los pobres de la tierra quiero yo mi suerte echar, quien postuló: como se viene encima, amasado por los trabajadores un universo nuevo; quien a su vez subrayó refiriéndose a Carlos Marx: que no fue solo movedor titánico de las cóleras de los trabajadores europeos, sino veedor profundo en la razón de las miserias humanas y en los destinos de los hombres, y hombre comido del ansia de hacer bien; y quien se planteó la independencia de Cuba como un deber de carácter continental y universal, incluía necesariamente en su ideario político la cuestión social e internacional. (11)
El punto que Marx expresó en su célebre frase refiriéndose a que la violencia es la partera de la historia, es entendida hoy de la siguiente manera: Quienes generan la violencia son los reaccionarios y conservadores que se resisten a los cambios y obligan a los pueblos a lanzarse a la revolución. Así lo entendió Martí cuando organizó la guerra necesaria, así se puede suponer, lo entendía Carlos Marx. La clave de la cuestión está en que la violencia no está generada por los socialistas, sino por las condiciones económico-sociales y la alientan los reaccionarios.
El par de categorías de necesidad - posibilidad son ejemplo fehaciente de la coincidencia entre el pensamiento martiano y marxista, el Héroe de Dos Ríos sentenció: En la naturaleza como en los pueblos, todo lo necesario se crea a su hora oportuna, de los mismos que se le opone y contradice.(12) Para el marxismo: la necesidad se desprende de la naturaleza interna de los fenómenos, designa la ley, el orden y la estructura de los mismos. La necesidad es lo que ha de ocurrir obligatoriamente en unas condiciones dadas; (13,14) en tanto la posibilidad expresa la tendencia objetiva del desarrollo contenida en los fenómenos existentes, la presencia de condiciones para que surja el objeto o, por lo menos, la ausencia de circunstancias que excluyan la aparición del mismo.(15)
Muy relacionado con estas categorías se encuentra el hecho de que Martí desaprobara el planteamiento de la lucha emancipadora sobre una base clasista y no abogara por una revolución proletaria, pues en vida de Martí en Cuba no estaba a la orden del día la disyuntiva de capitalismo o socialismo, sino la de yugo extranjero o república independiente. A fines del siglo XIX en la isla no había ninguna posibilidad real, objetiva ni subjetiva de llevar a cabo una revolución socialista, lo impedía en primer término el bajísimo grado de desarrollo de las fuerzas productivas, el proletariado estaba muy lejos de alcanzar el nivel organizativo ideológico y político necesario para dirigir ese salto histórico. Proponérselo hubiera sido una utopía engañosa, y además un daño enorme a la indispensable unidad del campo patriótico en la lucha por la independencia. De modo que la posición de Martí se correspondía con las necesidades y posibilidades de la Cuba finisecular.
La oposición a las posturas extremistas es otro de los elementos comunes hallados, alertaron respecto a las posiciones de los anarquistas que tanto en Europa como en EE.UU. abogaban por soluciones aparentemente revolucionarias, pero que en realidad alejaban a las masas de su verdadera emancipación.
La relación entre los oprimidos de cada país, sintetizada en la idea Proletario de todos los países uníos,(16) es reflejo de la certeza respecto a la imposibilidad de que el proletariado sólo enfrentara con éxito a la burguesía. Igual concepción respecto a la importancia de la unidad tuvo Martí cuando alertó acerca de los aldeanos vanidosos que creían que el mundo entero en su aldea y sentenciaba: Los árboles han de ponerse en fila para que no pase el gigante de las siete leguas. Es la hora del recuento y de la marcha unida y hemos de andar de cuadro apretado como la plata en las raíces de los Andes.(17)
Alma de la I Internacional, la Asociación Internacional de los Trabajadores, fue Marx, autor de su primer manifiesto y de un gran número de acuerdos, declaraciones y llamamientos. Con sus esfuerzos por unificar el movimiento obrero de varios países y las diversas formas del socialismo no proletario premarxista, Marx, a la par que combatía la teoría de todas estas sectas, fue forjando la táctica común de la lucha proletaria de la clase obrera. El hecho fue una respuesta a la convicción de que el proletariado necesitaba de una vanguardia que les guiara y preparara política e ideológicamente. Martí comprendió esa necesidad y fundó el Partido Revolucionario Cubano con fines similares aunque en circunstancias muy diferentes y orientadas a la organización de la Guerra Necesaria. El Partido Revolucionario Cubano no era una simple suma de afiliados, sino que era, propiamente un complejo de organizaciones que poseía bases programáticas y estatutos democráticamente aprobados y una definida política antiimperialistas. Esto, en la Cuba de 1892, era realmente extraordinario.
En un artículo, acercándose al análisis dialéctico y materialista de Marx, Martí sostuvo: Los problemas, así, sólo de sí propios se resuelven. Maduran, como las frutas; y no vale apresurar su madurez con artificios. Los problemas que engendran cambios, sobre todo, so se resuelven sino en momentos críticos y extremos, en que accidentes, acaso inesperados y fútiles, ponen en brusco relieve los daños que hacen necesaria la transformación; exacerban y precipitan, a grado de resolución, las cóleras y raciocinios paciente y dolorosamente acumulados, y despiertan de súbito al héroe, dormido y siempre en el fondo del hombre.18 Y dijo más, en un enfoque que los autores no califican de marxista porque lo sacaba de sí mismo y no de Marx, pero que le aproximaba a él: [...] Lo que importa no es acelerar la solución que viene: lo que importa es no retardarla.(18)
Afirmó el Apóstol en 1880: Ignoran los déspotas que el pueblo es el verdadero jefe de las revoluciones.(19) Poniéndose así de manifiesto otra coincidencia con el pensamiento de Marx, que apela a las masas y al proletariado al reconocer su papel decisivo en la historia.
La afinidad que en muchos aspectos ofrece el pensamiento martiano con el ideal socialista hizo que el historiador inglés Howard Cole GD, (21) en su Historia del Pensamiento Socialista, le dedicara un comentario que explica de modo convincente el derecho de Martí de estar en esa historia y continúa apuntando:
Los revolucionarios cubanos no eran socialistas. Tampoco su principal teórico, José Martí, expresó una doctrina específicamente socialista. Era un nacionalista revolucionario, más que un socialista. Pero su nacionalismo era muy radical, y desencadenaba en una concepción de igualdad racial que lo asocia a los posteriores desarrollos del socialismo y el comunismo en América Latina. Reconoció la necesidad de fundar su movimiento revolucionario en las clases trabajadoras [...] Fue un fuerte opositor del colonialismo, y durante su estancia en Nueva York escribió vigorosamente condenando al capitalismo norteamericano, especialmente sus aspectos imperialistas. Su política, no obstante, fue de colaboración entre la clase trabajadora, en la que confiaba principalmente, y la clase media nacionalista que podía ser inducida a aliarse a ella, contra la aristocracia terrateniente [...] Abogaba también por una legislación social avanzada, y por todo esto, merece un lugar en esta historia.(20)
Martí comprende y hace suyo el principio del historicismo: considera el socialismo como una etapa que corresponde a sociedades que han alcanzado determinado nivel de desarrollo. Por consiguiente no constituye una crítica al sistema socialista sino un elemental planteamiento histórico concreto, este criterio coincide con las reflexiones realizadas en el artículo Martí, Marx y el Socialismo en Cuba.(21)
Ahora bien si Martí no proclamó la revolución proletaria, su agudeza mental y honestidad a toda prueba lo llevan a advertir que el mundo está en tránsito violento de un estado social a otro,(20) que cada época histórica plantea nuevos problemas y presupone nuevas ideas y soluciones, que la acción de los hombres debe estar en correspondencia con la nación y con la época en que vive. Para él, todo revolucionario ha de ser, en primer lugar, un hombre de su pueblo y de su tiempo
Conclusiones
Sin ser marxista - y quien creyera eso a nombre del marxismo superficial estaría lejos del análisis científico-, Martí aplaudió en Marx al hombre generoso, al héroe del mundo del trabajo, al sabio que fue proveedor profundo en las causas de las miserias humanas, al denunciador formidable de la explotación de algunos hombres en provecho de otros, al tiempo de alabar que pusiera en marcha la lucha obrera. Martí vio en la esclavitud de los hombres la gran pena del mundo, alertó exactamente sobre el mismo problema que estudiaba Marx a escala mundial.
En Cuba a lo largo del siglo XX el pensamiento socialista mantuvo un gran respeto por la tradición de José Martí y la cultura cubana. El ideario cultural cubano de siglo XIX nutrió y enriqueció, durante el siglo XX, las ideas socialistas en Cuba. Tras el asalto al Moncada el 26 de julio de 1953, Fidel Castro declararía que José Martí había sido el autor intelectual de la Revolución que triunfara en Enero de 1959 y cuyo carácter socialista se proclamó en 1961. Es decir, la cultura cubana decimonónica fue elemento esencial para la comprensión de las ideas socialistas.
Referencias bibliográficas
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Conflicto de intereses
Las autoras declaran que no poseen conflicto de intereses con el presente texto.
Recibido: 27/4/2018
Aprobado: 9/11/2018