Modelo pedagógico para desarrollar la identidad cultural

ARTÍCULO

 

Modelo pedagógico para desarrollar la identidad cultural

 

Educational model to develop cultural identity

 

 

Eric Garza Leal,I Hilario Amado Llanes AlberdiII

I. Máster en Derecho y Administración, Licenciado en Pedagogía, Dirección Administrativa, Universidad Autónoma de Nuevo León, Torre de Rectoría. Pedro de Alba s/n entre Ave. Alfonso Reyes y Ave. Fidel Velázquez, Monterrey, Nuevo León, México, 66000. egarza-leal@hotmail.com
II. Doctor en Ciencias Pedagógicas, Máster en Estudios Sociales, Licenciado en Historia y Derecho, Profesor Titular, Universidad de Camagüey Ignacio Agramonte y Loynaz, Facultad de Humanidades, Decanato, Circunvalación Norte Km 4½, Camagüey, Cuba, 70600. hilarioamadollanes@gmail.com

 

 


RESUMEN

La identidad cultural ha sido abordada desde diferentes disciplinas científicas, se va construyendo desde disímiles ángulos, de aquí que los referentes teóricos para su estudio procedan de diversas áreas del saber. Aunque no es un tema exclusivamente latinoamericano, es justamente América Latina uno de los lugares en que el análisis de esta problemática ha sido más polémico. El artículo presenta los resultados de un diagnóstico del estado de la identidad cultural de los estudiantes de la Preparatoria No.1, de la Universidad Autónoma de Nuevo León, y propone un modelo pedagógico para el desarrollo de este fenómeno.

Palabras clave: modelo pedagógico; identidad cultural; identidad; cultura; Universidad Autónoma de Nuevo León.


ABSTRACT

Cultural identity has been studied from different scientific disciplines and considered from various perspectives. The theoretical references of its study come from diverse areas of knowledge. Being not exclusively a Latin American theme, Latin America is exactly one of the places that provide a controversial analysis. This article deals with the results of a study on cultural identity in students registered in the Preparatory n. 1, at the Autonomous University of Nuevo Leon, and presents an educational model for its development.

Keywords: educational model; cultural identity; identity; culture; Autonomous University of Nuevo Leon.


 

 

 

INTRODUCCIÓN

En la actualidad, nación, nacionalidad e identidad nacional son concepciones que identifican un país más allá de sus límites geográficos. El concepto de identidad es complejo, ya que lleva consigo procesos, rasgos y características intrínsecos. Según su acepción más común se refiere a un conglomerado de intangibles que van desde la concepción del estado-nación hasta el asentamiento de una cultura determinada.

La socióloga cubana García Alonso refiere a la identidad cultural como: "[...] la existencia de un sujeto cultural -un grupo humano, una comunidad humana- que establece contacto o relación con otro sujeto cultural distinto a él; es un hecho relacional."1 Las instituciones, como las naciones, tienen identidad pues sus individuos comparten tradiciones, historias, raíces comunes, formas de vida, motivaciones, creencias, valores, costumbres, actitudes y rasgos. Las personas que estudian y trabajan en ellas son una comunidad con peculiaridades heterogéneas y a la vez diferentes a las de otros grupos. La memoria histórica de una institución refuerza los elementos de identidad y diferencia. La identidad cultural y los modelos para desarrollarla han sido objeto de estudio de diversos investigadores latinoamericanos como: Rodríguez Cruz,2 Galat,3 Rodríguez Leyva4 y Rodríguez Albarracín.5

La Preparatoria No. 1 de la Universidad Autónoma de Nuevo León, en el curso 2013-2014, contó con 6000 alumnos en tres sesiones: mañana, tarde y noche. La sesión nocturna fue semipresencial y utilizada fundamentalmente por estudiantes con asignaturas pendientes y 141 profesores en total, incluidos los de contrato fijo y los profesores contratados por horas. Al total de esta población se le realizó un diagnóstico para medir el desarrollo de la identidad cultural, desde el proceso formativo del estudiante de la Preparatoria No. 1 de la Universidad Autónoma de Nuevo León. Al ser un tema complejo, se estudiaron varias metodologías para medir la identidad cultural como resultado del proceso de formación. Se tuvieron en cuenta medidas basadas en un conjunto amplio de preguntas para reducir el error de medida.

El artículo aborda sucintamente conceptos como identidad, cultura e identidad cultural. Luego presenta los resultados del diagnóstico aplicado y concluye con la propuesta de un modelo pedagógico que consta de tres subsistemas: proceso de formación axiológica, proceso de gestión extensionista y proceso contextual de identidad de la cultura universitaria.

 

DESARROLLO

La identidad es el producto de una triple adaptación en los hombres, que se produce en los planos biológico, afectivo y mental. Para Martín Arteaga6 es biológico, pues los individuos desarrollan necesidades fisiológicas, gestos o preferencias, según el entorno en el que viven; es afectivo porque cada cultura o sociedad aprueba o niega la expresión de ciertos sentimientos; y es mental debido a que los individuos incorporan a su cosmovisión conocimientos, imágenes, prejuicios y estereotipos propios de su cultura.

También, identidad se entiende como el proceso de construcción de sentido, efectuado mediante unas fuentes o atributos culturales que los sujetos van organizando y jerarquizando en el curso de su experiencia. Ello queda concebido como la identificación simbólica que los sujetos realizan del objeto de su acción.6 En sentido general, cada disciplina define a la identidad como un elemento que forma parte de la cultura. Es parte esencial en el proceso de consolidación y formación de la cultura institucional de una organización. Asimismo, es parte de la pedagogía porque contribuye al fortalecimiento de la cultura, desde los procesos sustantivos de la educación.

Martín Arteaga6 también plantea que el término identidad hace referencia al espacio sociopsicológico de pertenencia, integrado por el conjunto dialéctico de rasgos, significaciones y representaciones compartidos por los miembros de una institución. Estos permiten que los individuos se reconozcan conscientemente, con mayor o menor elaboración personal, relacionados los unos con los otros, así como compararse, indicando semejanzas y diferencias con otros grupos. Esto conduce a considerar al componente identidad entre los elementos definitorios de una institución, porque permite que el hombre, como individuo social o como parte de una colectividad, adquiera comprensión de su singularidad con respecto a otros hombres o colectividades.

Por tanto, es posible afirmar que una institución tiene una identidad cuando sus miembros comparten representaciones en torno a las tradiciones, las historias, las raíces comunes, las formas de vida, las motivaciones, las creencias, los valores, las costumbres, las actitudes y los rasgos. Se debe tener conciencia de ser un grupo con características diferentes a las de otros grupos, así como de la consideración de los componentes afectivos y de las actitudes; es decir, sentido de pertenencia, satisfacción de ésta, compromiso y participación en las prácticas sociales y culturales propias. La memoria histórica de una institución refuerza los elementos de identidad y diferencia. La identidad que comparten los individuos se recibe, se transforma, se enriquece, se recrea y hasta se abandona o se pierde y esto obedece a diferentes influencias de otras culturas sobre los individuos.

Se considera que la caracterización de los integrantes que hacen vida dentro de una institución universitaria es difícil, ya que deben tomarse en cuenta varios rasgos propios de la comunidad estudiantil; uno de ellos es la procedencia, la cual es un factor de diversidad y las diferentes edades de los estudiantes y según sean los intereses de los miembros de los grupos a los cuales pertenezcan. La institución educativa es un universo simbólico con una identidad dada por la diferencia. También, es un espacio de interacción multicultural, que permite la formación, la reformación y la transformación de los submundos simbólicos e identitarios.

Se coincide con Martín Arteaga,6 quien concibe la identidad institucional como un proceso social que implica conocer y compartir los valores, la historia, las tradiciones, los símbolos, las aspiraciones, las prácticas cotidianas y los compromisos sociales que conforman el ser y el quehacer de la universidad. Por tanto, es el sentido de pertenencia, que significa conocer y reconocer aquello que identifica a la institución y actuar conforme a los lineamientos establecidos.

La construcción de la identidad implica que la tradición, las costumbres y los factores culturales sean una representación selectiva del pasado, elaborada y sintetizada estratégicamente en el presente, y respondan a prioridades y propósitos contemporáneos y políticamente instrumentales. No se niega que ciertos elementos culturales de cualquier grupo social son trasmitidos de una generación a otra. Se afirma que es un proceso humano y social, llevado adelante por individuos y actores sociales, con posiciones sociales. Se añade que, ya sea de forma consciente o inconsciente, tiene lugar un proceso de selección y recreación, tanto de los que dan como de los que reciben, para hablar de la existencia de cierta memoria de identificación.7

Desde el paradigma pedagógico, este proceso se connota a través de la formación de la identidad universitaria. Téngase en cuenta que formación es una de las categorías rectoras de la Pedagogía. A partir de esta consideración, la base del mejoramiento continuo de las instituciones de educación universitaria y la consolidación de sus procesos sustantivos, son efectivas en los modos de actuación de los miembros de la comunidad universitaria, integrada por estudiantes, personal docente, administrativos y obreros. En la medida en que estos se motiven e involucren en el logro de los objetivos de la institución y alcancen identificarlos como sus objetivos personales, se contribuye al logro de la calidad y la eficiencia de los procesos sustantivos que involucra la relación entre la universidad y su quehacer cotidiano. Es en este contexto donde debe transcurrir el proceso de formación de la identidad universitaria.5,6

Aunque dentro de una misma nación se manifiestan diferencias culturales, determinadas por el propio desarrollo histórico de los disímiles grupos, predomina un proceso identitario en el que se manifiesta una cultura con rango de nacional. La cultura es inherente al ser humano, ya que actúa como autoconciencia de la comunidad histórica de los diferentes pueblos. De tal modo, la sociedad mira hacia atrás, se mira en otros tipos y formas de la sociedad para estar consciente de sus límites y posibilidades.7,9 La cultura es un conjunto de formas de comportamiento adquiridas, las que manifiestan juicios de valor sobre las condiciones de vida y que los humanos transmiten mediante procedimientos simbólicos de generación como el lenguaje, los mitos y el saber.

Guadarrama González10 define la cultura como el grado de dominación por el hombre de las condiciones de vida de su ser, de su modo histórico concreto de existencia, lo cual implica de igual modo el control sobre su conciencia y toda su actividad espiritual, posibilitándole mayor grado de libertad y beneficio a su comunidad. Asimismo, expresa que en ese proceso de realización de acciones culturales auténticas se va forjando la identidad cultural de una nación, un pueblo o una región. Agrega, además, la posibilidad de ser manipulada con los fines ideológicos más disímiles; sin embargo, esta sobrevive y se alimenta de las demandas incumplidas por generaciones anteriores.

La identidad cultural es un conjunto de valores, orgullos, tradiciones, símbolos, creencias y modos de comportamiento, que funcionan como elementos dentro de un grupo social y actúan para que los individuos puedan fundamentar su sentimiento de pertenencia. Hacen parte a la diversidad, en respuesta a los intereses, los códigos, las normas y los rituales que comparten los grupos sociales, dentro de la cultura dominante.11 También, corresponde a la sumatoria de las diferentes identidades individuales de las personas que conforman un grupo social, ya que son todos elementos que permiten a los humanos identificarse, caracterizarse y mostrar qué tienen en común y qué los diferencia de otros lugares.

Apropiarse de la cultura presupone un proceso activo y constructivo que tiene sus particularidades y su desarrollo único e irrepetible en cada sujeto. Estos procesos de desarrollo son producto de la acción educativa, que al promover la participación activa del estudiante lo convierte en protagonista de los hechos de su cultura. En la relación cultura-educación-desarrollo aflora como elemento mediador el aprendizaje ya que, por sus características, la cultura mediatiza todo el quehacer humano y, en particular, la actividad educacional.12

Desde la perspectiva señalada, el enfoque del ámbito educacional revela los nexos de los procesos educacionales con la cultura, al poner de manifiesto los códigos con que los sujetos de estos procesos operan en su actividad y los sistemas de significados por ellos compartidos. Aspecto que se convierte en un interés investigativo de la comunidad científica en el ámbito educacional.13,14

Se hace imprescindible entonces acudir a lo más genuino y desarrollador de la Pedagogía latinoamericana porque constituyen una herramienta fundamental para lograr la transformación y el enriquecimiento de nuestras sociedades.

Rescatar la riqueza pedagógica autóctona llevará a la unidad y coadyuvará a abrir nuevas expectativas para que la educación y la cultura sean expresión de identidad.

A través de la cultura, el hombre discierne los valores, efectúa opciones, se expresa, toma conciencia de sí mismo, se reconoce como un proyecto inacabado, pone en cuestión sus propias realizaciones, busca incansablemente nuevas significaciones y crea obras que lo trascienden para buscar su propia identidad.15-17 De aquí la significación que tiene en la actualidad el estudio de este fenómeno en la sociedad mexicana. En particular, en el papel transformador a que esta llamada a jugar la escuela como un centro importante en la formación de las nuevas generaciones. La universidad es institución cultural que contribuye a la formación socio-humanista, a la reafirmación de la identidad cultural y nacional. Promueve cultura, tanto en la comunidad intrauniversitaria como en la de su entorno.

Resultados del estudio realizado sobre el desarrollo de la identidad cultural de los estudiantes de la Preparatoria No. 1, de de la Universidad Autónoma de Nuevo León

La investigación agregó preguntas indirectas sobre aspectos que tienen que ver con la identidad cultural, porque existen formas de preguntas que pueden inducir una respuesta, por lo que no resultan adecuadas para lograr indicadores realmente objetivos. Se tuvieron en cuenta cuatro variables:

  • Los planes de estudio y el proceso formativo de la identidad cultural.
  • La actividad del profesor en el proceso formativo de la identidad cultural.
  • El nivel actual y la perspectiva de los estudiantes respecto a su identidad cultural.
  • Las actividades extensionistas en relación a la identidad cultural.

Los planes de estudio de la Preparatoria No. 1 son uniformes para las 23 preparatorias de la Universidad Autónoma de Nuevo León, por lo que no está en las perspectivas de la investigación proponer variaciones a los mismos. Se tendrán en cuenta con el objetivo de optimizar las posibilidades de los mismos en el desarrollo de la identidad cultural. Los indicadores seleccionados al respecto son los siguientes:

  • El número de asignaturas de corte social que se imparten.
  • El número de horas clases semanales de cada asignatura de corte social.

En el caso de la actividad del profesor en el proceso formativo de la identidad cultural, los indicadores son:

  • La identidad cultural del propio docente.
  • El favorecimiento del diálogo con los estudiantes.
  • La participación con los estudiantes en actividades extra escolares (deportivas, artísticas, divulgación cultural, etc.).
  • La divulgación entre los estudiantes de los éxitos culturales o científicos técnicos que ocurren en el país.
  • La refutación de las manifestaciones de halago a culturas foráneas que se puedan expresar entre sus estudiantes.

Para apreciar el nivel actual y la perspectiva de los estudiantes respecto a su identidad cultural, se toman los siguientes indicadores:

  • La opinión personal del alumno sobre su identificación cultural.
  • El conocimiento de artistas nacionales o extranjeros.
  • La preferencia musical nacional o extranjera.
  • El uso de la web para buscar información nacional o extranjera.
  • El uso de las redes sociales internas o externas.
  • La preferencia de trabajar en el país o fuera si fuera profesionista.

Para el análisis de las actividades extensionistas, en relación a la identidad cultural, se han considerado los indicadores:

  • El número de actividades deportivas extra escolares que se realizan como promedio en el semestre.
  • El número de actividades artísticas extra escolares que se realizan como promedio en el semestre.
  • El número de actividades de divulgación cultural extra escolares que se realizan como promedio en el semestre.

Para la evaluación de los indicadores que permiten apreciar la actividad del profesor en el proceso formativo de la identidad cultural, se realizó una entrevista dirigida a 40 docentes distribuidos en las diferentes asignaturas. Por otra parte, para la evaluación de los indicadores que permiten apreciar el nivel actual y la perspectiva de los estudiantes respecto a su identidad cultural, se encuestó a 200 estudiantes, seleccionados de forma aleatoria, pero distribuidos en el segundo y el cuarto semestre.

Para el caso de las actividades extensionistas, la selección de indicadores puramente numéricos se debió al conocimiento de que no existía hasta el momento intencionalidad expresa de promover la identidad cultural en dichas actividades extensionistas. En cuanto al análisis de los planes de estudio, es significativo que en la preparatoria se imparten un total de nueve asignaturas de corte social, de las cuales cuatro pertenecen al segundo semestre y cinco al cuarto; estas son: Arte, Español, Inglés, Orientación, Sociología, Filosofía, Epistemología, Comprensión y Lingüística. Los profesores que imparten estas asignaturas tienen formación en ciencias sociales y humanísticas.

El análisis de la actividad del profesor en el proceso formativo de la identidad cultural reveló que todos los docentes entrevistados están identificados con la cultura nacional, lo cual fue corroborado por las preguntas colaterales al respecto. El 20 %, específicamente los más jóvenes, plantearon tener preferencia por la música internacional respecto a la nacional, a pesar del orgullo regiomontano que caracteriza a los habitantes de Monterrey. Solamente el 10 %, también los más jóvenes, manifestó dudas ante la pregunta: ¿Se siente más regiomontano que mexicano?

El 80 % de los entrevistados admitió que no propicia el dialogo con sus estudiantes. Alegaron la falta de tiempo, el tamaño de los grupos y la necesidad de cumplir los contenidos programáticos. El 52 % afirmó que participa con los estudiantes en actividades extra escolares como deportivas, artísticas y de divulgación cultural.

Los últimos dos indicadores no se pudieron precisar, ya que al estar limitado el diálogo de los maestros con los estudiantes por las causas explicadas, las acciones de los primeros resultaban mínimas en lo que respecta a la divulgación de los éxitos culturales y científico-técnicos que ocurren en el país y la refutación a las manifestaciones de halago a culturas foráneas manifestadas por sus estudiantes.

El análisis del nivel actual y la perspectiva de los estudiantes respecto a su identidad cultural según los indicadores señalados, determinó que el 93 % declara estar muy identificado con la cultura nacional, el 5 % expresa estar poco identificado y el 2 % plantea no estarlo. A lo anterior se le otorgó criterio de validez ya que el 32 % afirma tener más información sobre artistas nacionales, el 52 % señala poseer igual información sobre oriundos y foráneos, y el 17 % que tiene más información sobre los extranjeros. Respecto a la música, el 53 % prefiere la nacional a la extranjera, el 21 % declara tener igual predilección por ambas, y el 26 % manifiesta que solo la extranjera. Por su parte, el 64 % afirma disfrutar las festividades nacionales, el 32 % gusta de ellas solo un poco y al 4 % no le atraen.

Con respecto a la televisión por cable, el 73 % ve más programas foráneos que nacionales, el 24 % le dedica igual tiempo y el 3 % le destina más a la programación nacional. De la similar manera ocurre con el uso de la web para buscar información recreativa. El 68 % usa más sitios extranjeros, el 21 % igual origen y el 11 % prefiere los sitios nacionales. También en el caso de las redes sociales, el 53 % frecuenta más los círculos internacionales que los del país, el 24 % de igual forma en ambas y el 23 % solo los nacionales.

Sobre las perspectivas de trabajo como profesionista, el 36 % opta por trabajar en el extranjero, al 27 % le es igual y el 37 % prefiere trabajar en el país. Por su parte, al 77 % le gustaría mucho representar a su país de una forma u otra en eventos internacionales, al 17 % le gustaría un poco y solo al 6 % no lo desea.

En cuanto a las actividades extensionistas, a partir de los indicadores cuantitativos utilizados, se aprecia que existe una base de actividades, que integrándolas científicamente en el proceso formativo y poniendo de relieve su aspecto axiológico, promoverían una contribución efectiva a la consolidación y el desarrollo de la cultural nacional.

En síntesis, existe identidad cultural entre los estudiantes de la Preparatoria No.1, pero es un reto real la conservación de dicho fenómeno. Esto se expresa en la influencia de los medios dominados por empresas transnacionales que pregonan una cultura globalizante en busca de un imperio cultural, además de la influencia mediática de las Tecnologías de la Comunicación y la Información, las que ejercen influjos ajenos a las culturas nacionales, especialmente las redes sociales. Debido al desarrollo científico-técnico actual, México está obligado a insertarse en el mundo global de hoy. Esto implica la necesidad de contar con los recursos para mantener la identidad nacional de los ciudadanos.

Las insuficiencias detectadas permiten revelar las siguientes regularidades en la práctica educativa de Universidad Autónoma de Nuevo León de México:

  • La interrelación de los diferentes componentes de la educación universitaria con los grupos universitarios y sociales de un entorno local.
  • La apropiación de la cultura universitaria para su propio desarrollo.
  • La contribución a la consolidación de las políticas sociales.
  • La disposición motivacional de los docentes para conformar un sistema de valores que permita la determinación de juicios, ideas y actitudes, así como la esencia de la identidad cultural de la Universidad y el contexto al que pertenecen.
  • Las manifestaciones actitudinales de los docentes son limitadas, tanto en la dirección del proceso como en las relaciones interpersonales, lo que revela rasgos que distinguen la nueva cosmovisión de la Universidad; por ejemplo, el sentido de convocatoria de los estudiantes, el desconocimiento de signos, símbolos y sus significados, la insuficiente vinculación a las diferentes unidades curriculares en relación con la formación de la identidad cultural universitaria, comunitaria y social.
  • Las manifestaciones actitudinales de los estudiantes también son limitadas, tanto en su formación profesional como en su expresión práctica. Entre estas se destaca el desconocimiento de los símbolos que identifican a la Universidad y a la comunidad.

Todo esto se genera por la inexistente relación entre los procesos formativos, la gestión extensionista y el contexto pedagógico-cultural de la institución educativa, lo que desfavorece el compromiso sostenible con la identidad cultural de docentes y estudiantes. Ello evidencia la contradicción fundamental a partir de las contradicciones reales entre la no concepción de un modelo pedagógico para desarrollar la identidad cultural y la necesidad de la formación de la identidad como eje de las categorías.

Se propone este modelo que consta de tres subsistemas: proceso de formación axiológica, proceso de gestión extensionista y proceso contextual de identidad de la cultura universitaria.

Subsistema: Proceso formativo-axiológico

En un primer plano es necesario entender los valores en tanto parte constitutiva y la integración de la propia realidad social, como una relación de significación entre los distintos procesos, los acontecimientos de la vida social, así como las necesidades y los intereses de la sociedad en su conjunto. Cada objeto, fenómeno, suceso, tendencia, conducta, idea o concepción, cada resultado de la actividad humana desempeña una determinada función en la sociedad, adquiere una u otra significación social, y favorece u obstaculiza el desarrollo progresivo de la sociedad. A todos ellos se les reconoce como sistema objetivo de valores ya que son dinámicos, cambiantes y dependientes de las condiciones.

El componente cognitivo-axiológico revela la necesidad de estructurar el proceso de formación en valores. Lo anterior permite que los sujetos se apropien del cúmulo de conocimientos en forma de conceptos, teorías, ideas y juicios que sostienen el sistema de valores mexicanos, al ser necesario compartir un determinado marco teórico para promover la integración de todos y alcanzar las metas trazadas.

Desde la mirada de este componente, el docente de la Universidad debe profundizar en los contenidos de las unidades curriculares de cada programa en que desarrolla su actividad pedagógica. La claridad de los conocimientos a formar y el rigor científico con que se aproxime al mismo, se convierten en un elemento básico para formar valores.

El componente metodológico-axiológico favorece la aplicación de métodos y procedimientos que aseguran la asimilación conceptual y procedimental para promover la valoración en los sujetos y aprender desde la relación de la teoría y la práctica cómo formar en valores desde el rol de cada sujeto.

El componente valorativo-axiológico hace referencia a los valores como proceso, asociados a la formación de determinados sentimientos, ideales, motivaciones, entre otros. No se queda en lo que socialmente se reconoce como válido en relación con los valores a formar y el grado de objetividad que tengan, sino la manera en que cada sujeto lo aprecia e internaliza para poder asumirlos en los modos de actuación que despliega en sus relaciones sociales.

El subsistema formativo-axiológico expresa la relación entre lo cognitivo y lo valorativo en el proceso de formación en valores, que entraña que los sujetos implicados en este proceso asimilen, desde la plataforma teórico conceptual y procedimental de la educación en valores la identidad cultural. Esta relación entre lo conceptual y procedimental con lo metodológico desde una función instrumental, orienta al desarrollo de acciones de superación y capacitación grupales e individuales para asimilar las vías más efectivas que permitan elevar la calidad del proceso de consolidación de la identidad cultural.

En su sinergia, las relaciones entre los componentes del subsistema formativo-axiológico deben propiciar, desde el punto de vista individual, la cualidad disposición positiva para la aprehensión de la identidad cultural, con un carácter dinámico para la transformación individual, grupal y comunitaria. Desde el punto de vista social, se garantiza una mayor disposición para la búsqueda de alternativas emancipadoras, una implicación activa en la consumación de la política económica, social, ideológica y cultural, desde el desarrollo del sentimiento de nacionalidad y del amor al patrimonio nacional, como expresión cotidiana hacia la afirmación de los valores morales de la nación.

Subsistema: Proceso de gestión extensionista

El componente gestión integradora de los procesos de investigación, docencia y extensión favorece que el proceso docente se desarrolle dentro de la institución y fuera de ella. Diversas actividades formativas en el desarrollo de los componentes curriculares: académico, laboral e investigativo, y de los procesos universitarios de docencia, investigación y extensión, están dirigidas a los diferentes sectores de la sociedad y en la que los actores comunitarios tiene un papel protagónico.

Desde esta configuración de la extensión, la docencia está presente en la educación posgraduada. Los cursos de extensión universitaria destinados a los profesionales universitarios y del contexto comunitario tratan acerca de los avances científico-tecnológicos, el arte y el deporte, y abordan las problemáticas relativas a la comunidad, desde y para la participación en proyectos comunitarios.

El componente estrategia comunicacional propende a la participación colectiva en el proceso de toma de decisiones individuales, grupales y comunitarias, con la movilización de los agentes sociales, para sostener el proyecto social, a través de la divulgación de la información del acontecer universitario en pos del desarrollo sustentable de la comunidad. Se privilegia la participación y la interrelación comunitaria y familiar, pues ayuda a definir y consolidar la cultura social como nuevo estilo de trabajo enriquecido, con un profundo carácter humanista, participativo y flexible.

El componente participación de la comunidad universitaria y extrauniversitario-comunitaria incluye a la estrategia comunicacional, que se asocia a la participación social, lo que implica una actitud de compromiso y responsabilidad individual, y supone mecanismos interactivos para la toma de decisiones colectivas en pos de la identidad cultural, el sentido de pertenencia a la Universidad, su contexto y a la nación.

En su sinergia, las relaciones entre los componentes del subsistema Proceso de gestión extensionista deben propiciar la promoción de la cultura universitaria, comunitaria y social, con un carácter dinámico para la transformación individual, grupal y comunitaria. Se garantiza, desde el punto de vista social, una mayor disposición hacia la aprehensión de la identidad cultural y la consolidación de los valores morales que defiende la nación.

Subsistema: Proceso contextual pedagógico-cultural de la institución educativa

El componente identidad social es un proceso en el que educación y sociedad mantienen relaciones dialécticas. Ambas deben analizarse desde la influencia de la segunda como base objetiva de la primera en el ser humano para su integración al contexto social, así como la importancia de la educación en el proceso de desarrollo de la sociedad misma.

La identidad social permite a los integrantes de la comunidad adquirir y desarrollar conocimientos y habilidades para analizar y solucionar, en conjunto con los participantes de la educación universitaria, los problemas que les urgen y planificar soluciones a mediano y largo plazos. Se trata de que las propias comunidades exijan y participen de manera protagónica, en una formación de carácter integral y permanente, basada en una cultura de la cooperación y del aprendizaje compartido.

El componente identidad cultural institucional está asociado al proceso de comunicación que se desarrolla a nivel de toda la organización y que tiene que ver con aquellos rasgos particulares de las realidades de la Universidad, cercanas a actitudes ligadas a la vida real de los grupos universitarios y la cultura que se desarrolla en el ámbito de la organización universitaria, así como característica de los procesos universitarios.

De igual forma se relaciona con sus valores, actitudes y calidad personal, así como expresa la forma en que el individuo desarrolla su sentido de pertenencia y su apoyo al cumplimiento de las exigencias institucionales. Esta identidad se da en unidad con la identidad social porque es el rol social de la Universidad lo que la caracteriza. Esto no se alcanza si sus actores no están implicados socialmente con los grupos universitarios y sociales comprometidos mutuamente.

El componente identidad grupal se distingue por el proceso de comunicación desarrollado a nivel de los grupos universitarios. Tiene que ver con aquellos rasgos particulares de las realidades de la Universidad, cercanas a actitudes ligadas a la vida real de los integrantes, en donde se da una interrelación dinámica, no solo de naturaleza interpersonal, sino también entre las exigencias institucionales y las necesidades de los individuos que lo forman. Aquí se desarrolla el sentido de pertenencia de los integrantes.

Este subsistema establece una sinergia con el del proceso formativo-axiológico, como subsistema vital. Como síntesis, la gestión de la extensión debe favorecer la disposición positiva para la aprehensión de la identidad cultural, desde el proceso de gestión extensionista que forja la promoción de la cultura, y a partir de la flexibilidad contextuada del desarrollo de la cultura universitaria. Es síntesis de las relaciones entre los componentes del subsistema proceso contextual de identidad de la cultura universitaria.

Como resultado de la sinergia y la recursividad entre los subsistemas y componentes del modelo, surge la cualidad compromiso sostenible con la identidad cultural. Lo anterior connota a la educación en los valores identitarios de la sociedad y en el sentido de pertenencia inherente al desarrollo de los procesos culturales sustantivos de la Universidad, desde el rol de la comunicación y las estrategias comunicacionales, para la formación de la identidad cultural que revela el conocimiento, la aceptación, la asunción y la aprehensión de la identidad cultural.

Ello resulta trascendente en el proceso de formación y su proyección comunitaria, lo que contribuye de manera concreta y oportuna al fortalecimiento de la Universidad, con un carácter transformador y orientado al desarrollo humano en el ámbito social. De esta manera, se logra determinar las relaciones sinérgicas entre los procesos donde se establece una correlación entre los procesos de formación axiológica, gestión extensionista y contextual pedagógico-cultural de la institución educativa, cuya cualidad es el compromiso sostenible con la identidad cultural.

 

CONCLUSIONES

La identidad cultural involucra a la tradición, las costumbres y los factores culturales. Es una representación del pasado, elaborada y sintetizada en el presente, y responde a prioridades y propósitos contemporáneos y políticamente instrumentales. Es un proceso llevado adelante por individuos y actores sociales, de forma consciente e inconsciente. Desde el paradigma pedagógico, este proceso se connota a través de la formación de la identidad universitaria. A partir de esta consideración, la base del mejoramiento continuo de las instituciones de educación universitaria y la consolidación de sus procesos sustantivos, son efectivas en los modos de actuación de los miembros de la comunidad universitaria. En la medida en que estos se motiven e involucren en el logro de los objetivos de la institución y alcancen identificarlos como sus objetivos personales, se contribuye al logro de la calidad y la eficiencia de los procesos sustantivos que involucra la relación entre la universidad y su quehacer cotidiano.

El modelo pedagógico que se propone reafirma formar y desarrollar la identidad cultural en los estudiantes si tenemos en cuenta que el mismo supera a otros modelos registrados en la literatura y logra determinar las relaciones sinérgicas entre los procesos de formación axiológica, gestión extensionista y contextual pedagógico-cultural de la institución educativa, cuya cualidad es el compromiso sostenible con la identidad cultural lo cual constituye la novedad científica.

 

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Recibido: 1/10/2015
Aprobado: 16/11/2015

 

 

Eric Garza Leal. Máster en Derecho y Administración, Licenciado en Pedagogía, Dirección Administrativa, Universidad Autónoma de Nuevo León, Torre de Rectoría. Pedro de Alba s/n entre Ave. Alfonso Reyes y Ave. Fidel Velázquez, Monterrey, Nuevo León, México, 66000. egarza-leal@hotmail.com