Artículo
Intento suicida en la adolescencia: un abordaje desde la Atención Primaria Salud
Suicide attempt in the adolescence: un approach from primary health care
Ana Milena Pérez Arteaga 1* https://orcid.org/0000-0001-7788-0534
Mercedes Carballea Barrera 1 https://orcid.org/0000-0001-5783-2180
Luis Alejandro Valdés López1 https://orcid.org/0000-0003-4645-6225
Irismenia Valdés Cruz1 https://orcid.org/0000-0001-8231-3120
1 Policlínico
Universitario Epifanio Rojas Gil. Pinar del Río. Cuba.
*Autora para la correspondencia: milerai@nauta.cu
RESUMEN
Introducción:
el intento suicida es una manifestación extrema de violencia, por ser
violencia contra sí mismo, situación que, tanto en el mundo como
en Cuba, se encuentra en ascenso; por ello el objetivo del presente trabajo
es caracterizar el intento suicida en la adolescencia, a partir de los aspectos
sociodemográficos, los factores de riesgo asociados al intento y por
la existencia de antecedentes personales y familiares de intento suicida previos.
Métodos: se realizó un estudio descriptivo, transversal,
donde el universo fueron 81 adolescentes con intento suicida y la muestra no
probabilística, de sujetos tipos de 46 adolescentes. Se aplicaron la
encuesta para el control y la tipificación de la conducta suicida, entrevista
individual y entrevista familiar.
Resultados: Se constató el predominio de los individuos comprendidos
entre los 15 y los 19 años con vínculo escolar, el nivel de escolaridad
preuniversitario, el estado civil soltero. La presencia de alcoholismo y patrones
imitativos fueron los factores de riesgos comunitarios más frecuentes
y como factores de riesgo individuales la ruptura de pareja, la depresión
y las características personológicas.
Discusión: Se constató que la coincidencia de criterios
con otros estudios en los que se también se corroboró que las
personas que planearon el intento de suicidio y usaron un método duro
tenían el deseo de morir; en tanto que aquellos que emplearon métodos
blandos, los movía la intención de llamar la atención,
de ahí la relación entre los medios y la intención.
Palabras clave: intento suicida; adolescencia.
ABSTRACT
Introduction:
Suicide attempt is an extreme demonstration of violence, for being against oneself,
in the world and Cuba it is in expansion.
Objective: To characterize suicide attempt in adolescence, socio-demographic
aspects, risk factors associated to attempt, personals and family antecedent
of precedent suicide attempt.
Methods: It was descriptive and cross sectional study, the target group
was comprised by 81 adolescents, the sample was not probabilistic and consisted
of 46 adolescents. The tests used were inquiry for the control and type of the
suicide behavior, individual interview and family interview. Apply empiric and
statistic method and data was process with Word XP, table and graph make with
Excel XP.
Results: Among the main results were that the most frequent ages were
between 15 and 19 years, school level high school, marital status single and
they weren't working. Alcoholism and imitation were the community risk factors
and the individual risk factors were couple breaking, depression and self-characteristic.
Discussion: Criteria coincidences with other studies related to the way
of committing suicide and its purpose were found.
Keywords: suicide attempt/psychology; adolescence.
Recibido:
03/09/2019
Aprobado: 28/01/2020
INTRODUCCIÓN
El
intento suicida es un importante problema de salud pública a nivel mundial,
del cual Cuba y la provincia de Pinar del Río no se encuentran exentas.
Cada vez se registran cifras más altas de manera especial en la etapa
de la adolescencia, lo cual es una preocupación para médicos,
enfermeros, psicólogos, psiquiatras, maestros y sociólogos.
Las
formas de conducta suicida como ideación, intento, suicidio consumado,
representan un problema de salud en los diversos grupos etarios. Se estima que
para el 2020 esta problemática representará el 2,4 % de la tasa
de morbilidad. Usualmente, las estadísticas sugieren una mayor prevalencia
de conductas suicidas en los varones de edad avanzada, sin embargo, las tasas
entre los jóvenes van en aumento y son uno de los grupos de mayor riesgo.(1)
La conducta suicida de acuerdo con Toro, Avendaño y Castrillón(2) es definida como toda acción producida con el propósito explícito o implícito de quitarse la vida, que incluye cualquier intención, ideación o pensamiento que puede finalizar en la muerte. Esta puede variar en gravedad por lo que depende de la especificidad del plan suicida y del grado de intención.
Pérez(3)
define el intento suicida como toda acción autoinfligida con el propósito
de hacerse daño de manera letal y cuyo resultado no fue la muerte, muchas
veces se considera como conducta suicida no fatal por la forma de presentarse.
Según informe sobre la mortalidad por suicidio en las Américas las muertes por suicidio aumentan en las últimas décadas. Entre los países con mayor índice para todas las edades se encuentran Estados Unidos, Canadá, Cuba, Guyana, Surinam, Trinidad y Tobago y Chile.(4)
Según
plantea el Programa Nacional de Atención Integral a la conducta suicida
(5) en su revisión del 2014, fallecen cada año, como
promedio, 65 000 personas por suicidio en la región de las Américas.
Representa la tercera causa de muerte en el grupo de 20 a 24 años, la
cuarta en el grupo de 10 a 19. Los métodos más frecuentes son
ingestión de medicamento, asfixia, armas de fuego y envenenamiento.
En
Cuba las lesiones autoinfligidas intencionalmente en edades de 10 a 19 años
presentó una tasa de 2,0 por 100 000 habitantes en el año 2017;
estas constituyeron la tercera causa de muerte en este grupo.(6)
Expresa
Rodríguez Méndez(7) que la adolescencia es la etapa que transcurre
entre los 10 y 19 años, período para el que se establecen dos
fases: la adolescencia temprana de 10 a 14 años y la adolescencia tardía,
de 15 a 19 años. Esta etapa es una fase en desarrollo en el que es difícil
definir límites claros entre los fenómenos que son parte de esa
evolución y los que no lo son.
Ocurren
cambios biológicos, psicológicos y sociales que provocan que sea
necesario dedicarles una mayor atención, pues los adolescentes no cuentan
con recursos psicológicos para enfrentar diversas situaciones y problemas,
por lo cual eligen como solución quitarse la vida. Los estudios concuerdan
en que, en las últimas décadas, se observa un importante incremento
de las conductas suicidas infantojuveniles.(8,9)
Ya
que el intento de suicidio es uno de los principales predictores de suicidio
consumado, resulta especialmente importante conocer su prevalencia y factores
de riesgo asociados en la población en general y, particularmente, en
adolescentes. Se estudiaron múltiples factores de riesgo: patologías
psiquiátricas como desórdenes depresivos, abuso de sustancias
y desórdenes conductuales factores psicológicos como impulsividad,
desesperanza y baja autoestima; factores ambientales que incluye el contexto
familiar, características del entorno escolar y eventos vitales adversos
como maltrato.(9)
Según
el anuario estadístico de Cuba del año 2013, el suicidio en la
provincia de Pinar del Río en el 2012 se comportó con una tasa
de 10.6 por 100000 habitantes, lo cual ascendió a 12.3 en el año
2013.(10) Las cifras aumentan cada año y dentro de ellas se encuentran
en una posición de vulnerabilidad los adolescentes.
En
la provincia Pinar del Río, así como en el municipio de San Luis
se observó un aumento de los intentos suicidas en los adolescentes, sobre
todo en las edades comprendidas entre los 15 y los 18 años. A pesar de
los esfuerzos que se realizan en las actividades de educación para la
salud y el trabajo con los adolescentes, por parte de los promotores de salud,
los psicólogos, los médicos, los trabajadores sociales, en función
de mejorar su calidad de vida, no se obtienen resultados de impacto en el orden
práctico con respecto a esta situación de salud, por lo que son
insuficientes las investigaciones previas sobre esta temática.
Por ello el objetivo del presente trabajo es caracterizar el intento suicida en la adolescencia, a partir de los aspectos sociodemográficos, los factores de riesgo asociados al intento y por la existencia de antecedentes personales y familiares de intento suicida previos
MÉTODO
El
estudio descriptivo, transversal, retrospectivo y no experimental, se desarrolló
desde septiembre de 2013 a junio de 2018. Se realizó una revisión
de información en el departamento de Estadística del Policlínico
Universitario Epifanio Rojas y de las historias clínicas de los adolescentes
en el Centro de Salud Mental Comunitario. El universo lo conformaron 81 adolescentes
con intento suicida del área del municipio San Luis, la muestra fue no
probabilística, de sujetos tipos, por lo que se seleccionó intencionalmente
un total de 46 adolescentes. La muestra cumplió con los siguientes criterios
de inclusión:
-
Adolescentes que no presentaron discapacidad mental, auditiva o verbal que le
impidieran participar en el estudio.
-
Disposición de los adolescentes para colaborar con el estudio.
Luego que se identificó la muestra del estudio se visitaron los adolescentes y primeramente se les aplicó la entrevista individual y la encuesta para el control y tipificación de la conducta suicida. Luego, en una segunda visita, se aplicó la entrevista familiar a todos los miembros de la familia.
RESULTADOS
Se estudiaron un total de 46 adolescentes con intento suicida, lo cual constituye el 57 % del total de adolescentes que conforman el universo de estudio. El mayor grupo perteneció al período de las edades comprendidas entre los 15 y los 19 años que también se le reconoce como adolescencia tardía, lo cual representa un 84,4 % del total de la muestra.
En la tabla 1 se expresa la distribución de los adolescentes con intento suicida según el sexo. Predomina la presencia de que el sexo más en estudio.
En
la tabla 2 se constata que en cuanto al nivel de escolaridad
de los adolescentes prevaleció el de preuniversitario, lo cual representa
un 63 %, mientras que la menor cantidad se presentó en el nivel secundario,
para un 37 %. No se encontraron pacientes cursando el nivel primario.
Se detectó que la mayor cantidad de adolescentes pertenecían a la localidad urbana con 26 adolescentes para un 56,5 %, mientras que un número no tan bajo formaba parte de la zona rural con 20 para un 43,5 %.
La tabla 3 muestra la cantidad de adolescentes con intento suicida que se encuentran con vínculo laboral, escolar o desvinculados de ambas áreas, donde la mayor cantidad estudian, los que representan el 52,2 % del total, mientras que el 41,3 % de los adolescentes están desvinculados. Con vínculo laboral existen solo 3 adolescentes femeninas, para un 6,5 % del total de la muestra, de ellas 2 trabajan en establecimientos particulares y una adolescente trabaja en una institución estatal, la cual actualmente está pendiente a sanción judicial.
El gráfico 1 muestra el estado civil de los adolescentes con intento suicida; en la muestra se constató el predominio de los solteros con un total de 38 adolescentes, lo cual corresponde a un 82,6 %. Mientras que el 8,7% estaban acompañados e igual porciento, casados.
La
tabla 4 muestra los factores de riesgo asociados a intentos
suicida en esta etapa de la vida tantos individuales, familiares como comunitarios.
Dentro de los factores de riesgo individuales predominaron la ruptura de pareja,
la depresión y características personológicas como manipulación
e impulsividad.
Se
identificaron 26 adolescentes con factores de riesgo individuales para un 56,5%.
Como por ejemplo el principal factor personal es la ruptura en las relaciones
de pareja. El 68 % de las y los adolescentes con factores de riesgos individuales
rompieron la relación con sus parejas en especial esto se percibe en
el sexo femenino. Se percibió la insuficiencia de recursos emocionales
en las adolescentes para manejar conflictos y problemas en la relación
de pareja.
Es
menester aclarar que todas las adolescentes en estudio que habían roto
con sus parejas lo hicieron con el motivo de llamar la atención, con
el fin de manipularlas para que regresaran nuevamente a la relación.
Sus personalidades se caracterizan por ser controladoras, dominantes e impulsivas
en las relaciones no solo con sus parejas sino también con sus amigos,
compañeros y familiares.
Se
encontró que los principales factores de riesgo son ruptura de parejas,
divorcio entre los padres, antecedentes de intento suicida en los adolescentes.
Aproximadamente el 53 % de las adolescentes con factores de riesgo individuales
refieren que previamente a la conducta suicida se sintieron deprimidos, con
mucha tristeza, deseos de llorar, falta de esperanza.
Presentaron
factores de riesgos familiares 34 adolescentes para un porciento de 73,9 %,
dentro de los que se observó violencia parental, separación de
familiares y la desatención familiar. Una
característica común que expresaron los adolescentes fue la falta
de apoyo por parte de los padres. Por lo cual se puede expresar que existe un
debilitamiento de la relación padres-hijos adolescentes y de estos con
otros miembros de la familia extensa.
Se
observó en el estudio que los métodos educativos que emplearon
por los padres son inadecuados como el autoritarismo, la permisividad y como
estrategias usaron el maltrato físico y verbal. Se evidenció como
generalidad, que un factor incidente fue el inicio precoz de las relaciones
de pareja lo cual aprobaron en la mayoría de los casos los familiares,
sin ser consciente de la responsabilidad que esto requiere.
En
el caso de los factores de riesgo comunitario se identificaron 31 adolescentes
para un 67,4 % del total de la muestra. Dentro de los factores de riesgo comunitario
se encuentra el escaso o nulo acceso a actividades deportivas, recreativas,
culturales, alta incidencias de alcoholismo y comportamiento suicida aceptado.
Se pudo apreciar que estos factores de riesgo se encontraban presentes en algunas
comunidades a la que pertenecían los adolescentes, pero no constituían
una preocupación personal para ellos, o sea no constituía una
necesidad consciente.
Otro de los factores que se encontraron son los patrones de imitación que los adolescentes tienen desde el punto de vista social. En las localidades se percibió la incidencia de alcoholismo, lo cual también se vivenciaba en algunas familias de la muestra. Dicho problema, demostró que es causa de ruptura y deterioro de familias, y además una influencia negativa en la formación del adolescente.
Muchos
de los adolescentes que se estudiaron tenían a un familiar alcohólico,
ya sea padre, madre, padrastros, tíos, primos, entre otros.
En
cuanto a la existencia de antecedentes personales y familiares de intentos suicidas,
en la muestra en estudio, 8 adolescentes presentaron factores de riesgo personales
de intento suicida lo que representa un 17,4% del total.
De
manera general, se percibió arrepentimiento en relación con la
conducta suicida, mientras que existieron otros que no se arrepintieron del
hecho, aunque fue la minoría, solo dos adolescentes. Ellos perciben el
intento de suicidio como una vía para la solución de sus problemas
y conflictos, lo cual los pone en riesgo de nuevamente realizar otro intento
de suicidio.
Con
respecto a los antecedentes familiares de carácter patológicos
se corroboró que 21 adolescentes presentaron estos antecedentes, lo que
representa un 45,7 % del total de la muestra. En los adolescentes con antecedentes
familiares de intento suicidas se encontró que la relación parental
fue de tíos y primos, incluso en algunos adolescentes que se estudiaron
estos familiares no conviven con ellos. No se evidenció la presencia
de familiares con primer grado de consanguineidad, como es el caso de madres
o padres. En la muestra se detectó que los familiares de los adolescentes
con intentos suicida poseen enfermedades psiquiátricas que se diagnosticaron
y trataron en algunos casos, mientras que en otros no.
La
tabla 5 muestra que en el grupo de adolescentes con intento suicida, el
método que más se utilizó para autoagredirse fue la ingestión
de fármacos, para un total de 37 adolescentes. Dentro de los psicofármacos
más empleados se encuentran la Carbamazepina, el Nitrazepám y
el Clordiazepóxido.
La
autoagresión física con objetos punzantes no fue muy frecuente
y en su mayoría se realizó con cuchillas con el objetivo de cortarse
las venas, pero es menester aclarar que el 75 % de ellos planificó el
intento. La ingestión de sustancias tóxicas estuvo presente en
menor medida, solo en un caso de un adolescente que ingirió queroseno,
pero se mostró que, a pesar de que fue un método grave, estructuró
una planificación del acto. El 81,1 % de los adolescentes usaron métodos
de ingestión de fármacos, los cuales no planificaron el intento.
Cabe aclarar que, mientras menos seriedad posee el método, se evidencia poca planificación del hecho y, por el contrario, mientras más serio es el método de suicidio, se corroboró la planificación del acto.
Como
se puede apreciar en la tabla 6, el 78,4 % de los adolescentes
no tuvo la intención de morir y usaron métodos blandos o menos
letales como es la ingestión de fármacos, por lo que se percibe
la relación entre el método y la intención de morir. Por
otro lado, se corroboró que aproximadamente el 87,5 % de los adolescentes
que usaron el método de autoagresiones físicas con objetos punzantes
y el 100 % de los adolescentes que ingirieron sustancias tóxicas, los
cuales son métodos duros o más letal, tenían la intención
de morir.
Se
detectó que algunos adolescentes al realizar el intento de suicidio comunicaban
a familiares, amigos o a sus propias parejas. Así también los
lugares donde llevaron a cabo la acción, fueron lugares adonde fácilmente
podían llegar otras personas, por lo que se puede apreciar que planearon
el intento, pero la intención verdadera era llamar la atención
y no la de poner fin a su vida.
Los adolescentes que no planificaron el acto y que usaron el método de ingestión de fármacos experimentaban factores de riesgo personales como la ruptura en la relación de parejas y conflictos familiares. Por lo cual es probable que el acto de intento de suicidio lo realizaran para llamar la atención de sus parejas y familiares, para transformar la realidad existente en sus hogares o la relación amorosa.
DISCUSIÓN
La etapa más frecuente en la que se evidencia el intento de suicidio es en la etapa de 15 a 19 años, lo cual coincide con los estudios de Bella Mónica, Fernández Ruth, Willington;(9)Argota Matos, Álvarez Caballero, Camilo Colás, Sánchez Maso, Barceló Román(11) y Viru Loza, Valeriano Palomino, Zarate Robles,(12) en los que la incidencia mayor fue en adolescentes de 15 años y más. (9,11,12)
En
esta etapa de la vida existen numerosos cambios en los procesos psicológicos,
donde se evidencia una mayor independencia en los adolescentes con tendencia
a tomar decisiones con base en las emociones, el placer temporal y la curiosidad.
El
sexo que predominó fue el femenino, lo cual coincide con la literatura
consultada; por ejemplo, expresan Bella Mónica, Fernández Ruth,
Willington (9) que la mayor cantidad de pacientes adolescentes que ingresan
a los servicios hospitalarios por motivo de intento suicida son las mujeres.
Al parecer las féminas son más emocionales al tomar decisiones
y optan por atentar contra su propia vida en vez de enfrentarse a la búsqueda
de la solución del problema.
No
se coincidió con otros resultados en lo referido al nivel escolar, atendiendo
a que, por ejemplo en el estudio desarrollado por Mederos Ávila(13) se
obtuvo que la mayoría de los adolescentes de la muestra eran universitarios;
aunque se precisa que la muestra actual incluyó solo a jóvenes
hasta 19 años, con lo cual se excluyeron los jóvenes mayores de
20 años que se encuentran en la universidad. Por último, es válido
advertir que, aunque en esta muestra tampoco fue significtiva la relación
establecida por algunos autores entre el intento suicida y los niveles bajos
de escolaridad; sí se constató que los especalistas reconocen
que, siendo el estudio un área superación y satisfacción
de necesidades, quienes se encuentren realizados en ella son menos proclives
a la sutuación de suicidido.
Los
resultados que se encontraron se corroboran con las investigaciones de Muro
García, González Muro, Toledo Prado, Díaz Martínez,
Negrín Calvo(14) en las que la mayor cantidad de casos pertenecen a la
zona urbana. Cuestión que se corrobora en los aportes de Peláez
Mendosa(15) cuando refiere que el 80% de los jóvenes que se intentan
suicidar se concentran en las zonas urbanas, lo cual es una tendencia que tiene
carácter universal. Aunque, sobre lo anterior, es necesario precisar
que el municipio donde se realizó el estudio posee mayor zona rural,
por lo que constituye una preocupación la realización urgente
de acciones de salud que contribuyan a disminuir la prevalencia e incidencia
de los intentos suicidas en estas localidades, en tanto, se contribuya a la
profundización en el conocimiento sobre esta temática.
Para
Gorguet Pi,(16) la desvinculación social en los adolescentes es un factor
de riesgo que los ubica en una posición vulnerable para que atenten contra
su vida; con lo cual se establece la coincidencia con lo planteado por Mederos
Ávila(13) el que constató en sus pesquisas, en cuanto a la relación
entre la ocupación y el comportamiento de las personas con intento suicida,
el predominio de un mayor número de desocupados; elemento que difiere
con el estudio que hoy se presenta.
Al
parecer la desvinculación social es una peculiaridad en algunos adolescentes
que se intentan suicidar, pues si el formar parte del área escolar o
laboral produce satisfacción de las necesidades de superación,
reconocimiento y relación con los coetáneos, son aspectos que
se reconocen como factores protectores en estas edades y condicionan la decisión
de evitar el intento de suicidio. En la investigación de Antón
San Martín, Sánchez Guerrero, Pérez Costilla, Labajos Manzanares,
Diego Otero, Benítez Parejo(17) se detectó que la desvinculación
social constituye un factor de riesgo para el suicidio.
La
mayor cantidad de adolescentes están solteros, lo cual concuerda con
los resultados de Ovalle Borrego(8) y Gorguet(16); donde las mayores incidencias
de intentos suicida se presentaron en solteros. De las adolescentes solteras,
es preciso señalar que siete de ellas eran madres, y algunas realizaron
el intento de suicidio durante el embarazo, ante lo cual aludieron que "se
encontraban sin salida porque sus parejas las abandonaron o rechazaron".
La
mayoría de las adolescentes solteras que realizaron el intento de suicidio
mantenían o mantienen una relación de pareja y al no estar preparados
ni poder manejar algunos conflictos o cuestiones en estas uniones se recurría
al intento. Se concuerda con la investigación de Coronado Molina, cuyos
resultados demuestran(18) que los problemas con la pareja es el factor de riesgo
más significativo. También se coincide con Mora Rodríguez,
Loza, Valeriano Palomino, Zarate Robles,(19) cuando apuntan que algunas adolescentes
que tuvieron hijos no planificados y sin pareja formal experimentan mayor riesgo
de suicidio.
En
su libro Gorguet,(16) asume como un factor de riesgo importante en los adolescentes
con intento suicida, la violencia familiar. Además, en las familias de
los adolescentes de la muestra se encontró una peculiaridad que fue la
presencia de un familiar recluso. Por ejemplo, debido a la cercanía emocional
que tenía una de las adolescentes de la muestra con su padre, tras la
ausencia de este la paciente vivenció la falta de apoyo del resto de
la familia; así también se percibe como las crisis familiares
constituyen un riesgo importante en la familia.
Rodríguez
Méndez(7) considera que en la relación padres-hijos adolescentes,
los padres perciben que el niño cambia y que lo pierden. Mientras que
el joven percibe la pérdida de su propia infancia, de las figuras paternas
que lo acompañaron en esos años y del cuerpo que materializaba
su identidad de niño. De aquí se deriva el conflicto entre la
familia y el hijo adolescente, donde no existe un cambio en la comunicación
a medida que transita el tiempo, por lo que no se estrechan lazos de afecto
y apoyo, lo cual ubica al adolescente en riesgo potencial de intento de suicidio.
Gorguet
Pi(16) refiere que la imitación puede tener un contacto directo con el
suicidio. De ahí se deriva la importancia que el adolescente le atribuye
al grupo de amigos, por lo que significa para él en esta etapa, de manera
que si el intento suicida se acepta en el grupo es probable que otros miembros
lo reproduzcan. Por eso este autor sigue apuntando que dentro de los factores
psicológicos y personales significativos se encuentra la impulsividad,
lo cual constituye un rasgo característico de las personalidades de estos
adolescentes. Así también se caracterizan por experimentar depresión,
sentimientos de inutilidad, culpa, tristeza y desesperanza profunda.
Existe
un amplio acuerdo respecto de que el factor de riesgo más importante
para predecir la repetición de un nuevo intento de suicidio es el antecedente
de un intento previo.(8,9,20) En tanto que, también se evidencia correlación
con la literatura en cuanto a los antecedentes familiares de intento suicida,
donde se refiere que los adolescentes que poseen al menos un familiar que realizó
un intento suicida es probable que lo ejecuten.(8,20,21)
Se coincide con otros estudios en cuanto a que el motivo de los adolescentes al realizar el intento fue el deseo de llamar la atención de sus familiares, parejas y amigos. Lo anterior guarda relación con los métodos de suicidio que estos adolescentes usaron, pues son métodos blandos, poco peligrosos donde existen menos probabilidades de morir como es el caso de la ingestión de fármacos.(17)
Se
señala también que el método más frecuente para
autoagredirse es la ingestión de medicamentos y, dentro de ellos, los
más frecuentes son los psicofármacos que se obtienen en el hogar.(9,13)
La ingestión de sustancias tóxicas estuvo presente en menor medida,
solo en un caso el cual ingirió queroseno, esto es un método duro,
donde existen más probabilidades de muerte y es más letal, lo
cual coincide con la intención de morir que manifestó el adolescente.(17)
El
grupo de edad más frecuente fue el de 15 a 19 años, de preuniversitario
y pertenecientes a la zona de residencia urbana. El estado civil que predominó
fue sortero, sin vínculo laboral y dentro de los factores de riesgo individuales
predominaron la ruptura de pareja, la depresión y las características
personológicas como manipulación e impulsividad.
Los
factores de riesgo familiares que prevalecieron en el estudio fueron las disfunciones
familiares como la violencia familiar y la existencia de métodos educativos
inadecuados, mientras que la presencia del alcoholismo y patrones imitativos
fueron los factores de riesgos comunitarios que predominaron.
Se evidenció la presencia de antecedentes patológicos familiares en mayor medida que los antecedentes patológicos personales. Existe una estrecha relación entre el uso de métodos duros, la planificación del acto y la intención de morir, así también entre el uso de métodos blandos, sin planificar la acción y la intención de llamar la atención.
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Conflicto
de intereses
Los autores declaran
que no poseen conflicto de intereses respecto a este texto.
Contribución de los autores
Ana Milena Pérez Arteaga. Concepción y el diseño de la
investigación, adquisición de datos, análisis e interpretación
de los mismos, redacción del documento.
Mercedes Carballea
Barrera. Concepción y el diseño de la investigación, adquisición
de datos, análisis e interpretación de los mismos, redacción
del documento.
Luis Alejandro
Valdés López. Concepción y el diseño de la investigación,
adquisición de datos, análisis e interpretación de los
mismos, redacción del documento.
Irismenia Valdés
Cruz. Análisis e interpretación de los datos, redacción
del documento.
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