El estudio se basó en el paradigma de la Metodología de los Procesos Correctores Comunitarios para identificar las dificultades que afrontan las madres y los padres durante la crianza de los hijos e hijas. Se analizaron los malestares de la vida cotidiana relacionados con las pautas de crianza y se enfatizó en las distorsiones del proceso de crecer. Las fuentes de información provienen de los talleres efectuados en el marco de la 6ª Edición de las Jornadas Maternidad Paternidad. Iguales en Derechos y Responsabilidades, organizadas por el Centro Nacional de Educación Sexual, y desarrolladas entre el 14 de febrero y 15 de junio de 2019. El análisis, procesamiento y presentación de los resultados se extendió hasta enero-marzo de 2020. Se aplicó el método de Grupo Formativo y la observación científica para los registros de los talleres, con una muestra intencional de 193 personas y con un enfoque de investigación cualitativa. Los principales resultados constituyen indicadores que reflejan las distorsiones de las familias para favorecer un crecimiento saludable de los hijos e hijas, con especial atención en el desconocimiento del proceso de triangulación y del valor estructurante de ocupar lugares adecuados. Se aprecia una fuerte hegemonía de los roles de proveedor y de cuidadora. Se evidencia ausencia de expresiones relacionados con la necesidad de un espacio para los/as adultos/as. Se hacen recomendaciones acerca de la necesidad de continuar trabajando con las familias y la población para desnaturalizar pautas instituidas no saludables y desarrollar conocimientos y criterios que contribuyan al desarrollo de sujetos autónomos, protagonistas de la construcción de la sociedad. El presente texto tiene como objetivo exponer los resultados de los talleres desarrollados en el marco de las Jornadas mencionadas.
The study was based from the paradigm of the Methodology of Community Corrective Processes, to identify the difficulties faced by mothers and fathers during the raising of sons and daughters. The discomforts of daily life related to the raising guidelines were analyzed, deepening in the growing process distortions. The sources of information emerged from the reflections in the workshops held within the framework of the 6th Edition of the Maternity and Paternity Days. Equal Rights and Responsibilities, organized by the National Center of Sex Education that took place between February 14 and June 15, 2019.The analysis, prosecution and presentation of the results extended until January-March of 2020. A qualitative investigation approach was used, applying the Formative Group method and the scientific observation for records from the workshops, with an intentional sample of 193 people. The main results are indicators that reflect the families’ difficulties to offer a healthy growth for children and teenagers, centering attention in the ignorance of the triangulation process and the structuring value of occupying suitable places. Practically all positions in relation to the place of children, are distorted. These difficulties are expressed in men and women appreciating the strong hegemony of the roles of provider and care. It’s evidenced that there is a lack of expressions related to the needs of a space for adults. It is concluded that it is necessary to continue working with families and the population to denaturalize unhealthy instituted guidelines and develop knowledge and standard that contribute to the development of autonomous people, protagonists in the construction of society. The present text has as objective to expose the results of the shops developed in the mark of the mentioned Days.
- familia;
- desarrollo humano;
- crianza del niño/a;
- responsabilidad parental;
- salud poblacional.
- Family;
- human development;
- personal autonomy;
- child rearing;
- parenting;
- population health.
INTRODUCCIÓN
El desarrollo de la autonomía en niños, niñas y adolescentes, como condición de la construcción del sujeto ideológico buscado, es en la actualidad un reto social tanto para las familias como para los y las profesionales de todos los sectores.
Las Jornadas Maternidad y Paternidad. Iguales en derechos y responsabilidades, 6ª Edición, (1) celebradas bajo el lema central Educar en la autonomía nos ayuda a crecer, organizadas por el Centro Nacional de Educación Sexual (CENESEX) y orientadas desde el marco de la Metodología de los Procesos Correctores Comunitarios (ProCC), (2 , 3) permitieron generar un análisis sobre los procesos de maternidad-paternidad a través de sus múltiples actividades.
La temática abordada fue la de las pautas de crianza desde una mirada a las situaciones del día a día de la educación de los hijos e hijas. Se considera que en la vida cotidiana hay muchas conductas que, aunque están naturalizadas y no se cuestionan, conllevan, sin embargo, distorsiones en la crianza y no favorecen el desarrollo saludable de todos y todas. Estas realidades articulan el ámbito de la Normalidad Supuesta Salud (NSS). (4)
A partir de la división social del trabajo, que se organizó desde la Revolución Industrial en el surgimiento del capitalismo que incorpora las lógicas patriarcales, y en el marco de la colonialidad, (5) se le asignaron roles a mujeres y hombres. Estos determinaron comportamientos en relación a las pautas de crianza y a sus funciones como madres y padres; hegemónicamente, el papel de proveedor a los hombres y el de cuidadora a las mujeres. (6) A pesar de los cambios que ha experimentado la sociedad hasta estos días, que se expresan también en las familias, aún persisten realidades que muestran un proceso de crecer no saludable (7) y que perduran en el imaginario social, (8) y tienen arraigo en la cultura y en las subjetividades.
Identificar los aspectos no saludables de aquellas lógicas heredadas que aún permanecen en los procesos de construcción subjetiva, se hace imprescindible para encaminar la construcción de alternativas. La búsqueda del sujeto necesario para una construcción del socialismo permite justamente que los valores no queden atrapados en un deber ser y disociados de las acciones.
Además, es necesario considerar que hoy no solo se enfrenta lo que aún perdura de formas anteriores, sino que se sufre una influencia exacerbada de nuevas modalidades de distorsión de los procesos de crecer, las cuales apuntan cada vez más a la precarización subjetiva y a la devastación de la autonomía y capacidad instituyente (9 ,10) de los sujetos.
En el curso de las diferentes actividades, se desplegó un proceso de investigación permanente que tuvo como objetivo identificar las dificultades de padres y madres en los procesos de crianza, así como las derivadas del ejercicio de maternidad y paternidad responsables. Por ello el presente texto tiene como objetivo exponer los resultados de los talleres desarrollados en el marco de las Jornadas mencionadas.
Para el estudio se aplicó un enfoque de Investigación cualitativa interpretativa. Se emplearon:
El método de Grupo Formativo (4) dispositivo grupal de la Metodología ProCC para abordar los malestares de la cotidianidad, que considera la interrelación entre lo social y el devenir subjetivo. El Grupo Formativo, con sus dos dimensiones, formativa e investigativa, se propone como un método fundamentado y riguroso al servicio de la transformación social.
La observación científica, que debe ser planificada, sistemática y con determinados objetivos claramente definidos y preestablecidos. En este caso, se encuadró la observación en el marco del dispositivo metodológico de Grupo Formativo y de su protocolo de registro.
El estudio documental para la construcción de los referentes teóricos conceptuales, de acuerdo con el paradigma investigativo que se sigue, y para la recogida de la información proveniente de los registros de observación.
El análisis de contenido cualitativo para procesar dicha información. La muestra fue intencional, constituida por 193 personas, madres y padres, que asistieron a los talleres Crecer, autonomía y límites.
El análisis y procesamiento de la información se extendió hasta enero de 2020 y la presentación de los resultados aconteció en marzo de ese último año.
DESARROLLO
Cuestiones teóricas acerca del crecimiento y desarrollo humanos
Para analizar las dificultades de la crianza es necesario considerar el ámbito de la Normalidad Supuesta Salud que es fruto de un conjunto de significaciones imaginarias sociales que dotan de un sentido a lo real no siempre de manera saludable. En esta línea, se toma el concepto de imaginario social (8) en el que se anudan realidad material y simbólica, que permite detectar los mandatos sociales de las pautas de crianza no saludables. Mandatos que generan malestares que quedan naturalizados y que, por tanto, no son cuestionados.
El análisis del conjunto de malestares se inscribe en la Crítica de la vida cotidiana, que permite, como señalan Cucco y Sáenz, (4) “[...] una interpelación de aquello que, por cotidiano, nos parece conocido, pero que, sin embargo, desapercibimos”. El trabajo sobre su sistematización lleva a articular desde ProCC el cuerpo de los Indicadores Diagnósticos de Población (IDP) (9) que consisten en la caracterización de aspectos de ese imaginario social que quedan cristalizados en comportamientos concretos de la cotidianidad.
Así, tener un hijo o hija, ayudar a crecer a un niño, niña o adolescente es vivenciado como una tarea humana que llena de plenitud y regocijo a las personas, que se emprende con las mejores intenciones y desde un acto de amor y generosidad. Cuando se interroga acerca de qué es lo que más desea un papá, una mamá, cualquier adulto en general, miembro de una sociedad que centra su hacer en la búsqueda de la dignidad, de la equidad y de la justicia; las respuestas apuntan a que esa nueva generación, fruto de sus anhelos, hijos/as, niños, niñas y adolescentes:
Sean felices.
Tengan seguridad en sí mismos/as.
Sean hombres y mujeres de bien.
Piensen en los demás.
Sean fuertes en defender sus proyectos y para enfrentar las adversidades. (4)
Sin embargo, en el día a día se sostienen pautas de crianza que generan dependencias, se anudan vínculos de múltiples tiranías y el escenario del grupo familiar se aleja de ser el lugar de armonía, de crecimiento de todos y todas, de desarrollo del lugar personal-vital de cada uno. En la cotidianidad se observa que mamás y papás, las más de las veces, están desconcertados y se enfrentan a la tarea de ayudar a crecer con muchas dudas y contradicciones. Se sienten, a veces, desbordados, (4) se constatan una tendencia a la sobreprotección, dificultades con los límites, desconocimiento de criterios acerca de las diferentes etapas de desarrollo que permitan cumplir más eficazmente esa delicada labor de ayudar a crecer.
Se entiende que en gran medida la labor de la familia es regular y contener el proceso de crecer para potenciar el desarrollo de un sujeto autónomo, es decir, con capacidad de ser protagonista de su hacer personal-social. Sin embargo, hay fuertes distorsiones.
Un sujeto autónomo es aquel capaz de sentir su unidad y su límite en relación con los otros/as, que asume las diferencias, a la vez que se construye con los otros/as. Es un sujeto que se sabe cooperativo en el nosotros y con capacidad instituyente. (9) La imagen 1 muestra la relación que se presenta en el proceso de crecer.
Se considera necesario precisar algunas cuestiones respecto a esta relación. Al momento del nacimiento, el ser humano es un ser indefenso de necesidades que se resuelven por otro/a, desde un vínculo siempre social. Hay algo inevitable, la dependencia de la cría humana respecto al adulto. Esta asimetría, esta dependencia de base, es la condición misma de la humanización. De modo que podrán tener hijos/as las parejas homosexuales, las parejas heterosexuales o los hombres y mujeres que no están en pareja, pero lo que no va a dejar de existir es esa asimetría. (11)
Justamente, Pichon Rivière expresa:
[…] a partir de la necesidad se comprende el carácter social de la esencia del sujeto que es emergente de un sistema vincular, donde el interjuego entre necesidad-satisfacción opera como causa interna de su desarrollo, siendo esta experiencia la base y fundamento de la subjetividad. (12)
Es decir, que la cría humana, atravesada entonces por la necesidad de supervivencia, tiende a la búsqueda de satisfacción desde el auxilio de los adultos/as primordiales. Allí se encontrará con otro ser humano. Al ofrecer el pezón, ese otro humano, la mamá en este caso, mira, acaricia, habla a su bebé y ofrece algo más que el pezón y la leche. Sobrepasa la mera satisfacción somática; comienza un proceso en el que ese otro/a se brinda para formar lo más íntimo del sujeto, a la vez que lo inscribe en la cultura, le da el sello de la humanización e inicia desde la fusión un camino de separación. (13)
Se define el proceso de crecer, siguiendo a Cucco, como “[…] un camino de sucesivos desprendimientos hacia la autonomía desde cada nueva capacidad adquirida”. (14) En este sentido, los límites tienen una función estructurante del psiquismo, ya que son los que permiten operar el prodigio del tránsito de la indefensión y dependencia a la adquisición de autonomía. Por ello se habla de “[…] límites para que los/as niño/as crezcan, no para que obedezcan”. (13)
El/la niño/a va adquiriendo, en este proceso, la noción de realidad como espacio exterior no reductible al propio, en tanto el yo encuentra a su vez su posibilidad, su unidad y su límite.
Winnicott señala de forma sugerente que, ante la indefensión del/a bebé que experimenta necesidades vitales, es importante que la madre responda ofreciendo el pezón en el justo momento en que este/a lo necesita. Ello crea en el/la niño/a un sentimiento de poder y de omnipotencia con la ilusión de crear el mundo de su alrededor ajustado a sus necesidades. (15) “Adaptación casi exacta a la necesidad, lo que le proporciona al bebé la ilusión de haber creado el objeto exterior”. (16)
Paulatinamente, la madre abandona esa primera actitud eficiente, prometedora de ilusión de omnipotencia y, desde una actitud de madre suficientemente buena, va desarmando esa omnipotencia con moderadas desilusiones, en consonancia con la creciente capacidad del/la bebé para encarar el proceso. Esto no se logrará si antes no le ofreció suficientes oportunidades de ilusión, ya que es lo que le habrá permitido, con el paso del tiempo, “[…] sentirse confiado en que habrá de encontrar el objeto de su deseo superando la fusión, lo cual significa que va tolerando gradualmente la ausencia del objeto”, (16) así se inicia en el concepto de realidad externa, donde los objetos aparecen y desaparecen, se instala la capacidad de espera y la resistencia a la frustración. (13)
Como expresa de manera acertada Cucco, ello remite a uno de los más bellos actos de amor del ser humano, a través del cual asume también el/la adulto/a el duelo de desilusionar al/la bebé de su omnipotencia y con esta renuncia es capaz de entregarle la capacidad de irse sintiendo como separado y de despegar en la vida a través de la constitución de su psiquismo y de su subjetividad. (13)
Para que ocurra y el yo pueda devenir, es necesario un adulto/a primordial que sea capaz de posibilitar las sucesivas y adecuadas separaciones según los grados crecientes de avances del niño/a. Es importante el conocimiento del proceso de desarrollo y sus etapas y movimientos, para identificar los momentos de prendimiento y desprendimiento necesarios. Esto permite la constancia de la presencia imprescindible del adulto/a, a la vez que la movilidad en la relación, de acuerdo con cada nueva adquisición por parte del niño/a.
Es igual de necesaria la presencia de adultos primordiales de crianza cuando se tiene un mes, 4 años o se es adolescente; sin embargo, el lugar y características de esa presencia tendrá diferencias radicales. Las siguientes frases extraídas de los Registros de observación de los Talleres realizados (17) ponen palabra a cómo en la realidad se expresan distorsiones en tales procesos:
“A veces vemos a los hijos como si fueran bebés, no queremos desprendernos de ellos, aunque estén grandes. Cuando alguien nos pregunta por un hijo respondemos: “el niño bien, trabajando”.
“No me desprendo y ya los míos tienen 40 años”.
“Nunca los desprendería. Cuando pasan los años se necesita de los hijos”.
“A veces no se ponen límites y se ejerce la violencia…”.
“Niño de 4 años que comienza la escuela en septiembre y le dan desayuno con cucharita, en el almuerzo no come solo, come en la sala, no se baña solo”.
A la luz de estos ejemplos, que son expresión de cotidianidades, será importante no hacer de más y sí lo que necesita, acompañando en aquello que puede desarrollar con ayuda del semejante. Desde aquí la separación debe ser sostenida con firmeza, sin dar lugar a la esperanza, ya que, “[…] si el chupete se lo comió el gato, el niño entenderá que no lo tiene por algo accidental y no porque se acabó el tiempo del chupete”. (13)
El ejercicio de la autoridad y los límites adquieren en este contexto su verdadera significación. No son simplemente para que obedezcan, son para otorgar en cada momento el lugar que les permite crecer. En este sentido, desde la concepción ProCC se define la autoridad como “[…] aquella función que gestiona el lugar de cada uno/a en función de las necesidades de ambas partes del vínculo”. (13)
Por último, es importante comprender, en la constitución del sujeto, el proceso de triangulación. El niño/a, desde el principio, va construyendo un lugar de necesaria terceridad para poder ser. Como se afirma en Cucco, (18) “[…] en los primeros momentos del puerperio (y aún antes, en el deseo de los padres y madres), ya el niño/a debe ser situado en el lugar de tercero diferenciado”. Una adecuada tramitación de la triangulación organiza tres importantes ejes de la constitución psíquica: la identidad y diferencia, el deseo y prohibición (las normas para la convivencia), y el yo y alteridad. (Imagen 2)
Lo planteado muestra aspectos de la complejidad de la tarea de ayudar a construir un sujeto humano. Sin embargo, y en aras de no culpabilizar a padres y madres y adultos, se entiende que gran parte de las dificultades responden al desconocimiento de los procesos que conlleva. Y este desconocimiento tiene su porqué en la búsqueda hegemónica del individuo-individualista y dependiente necesario para sostener la continuidad y desarrollo del sistema hegemónico dominante.
Principales resultados relacionados con el comportamiento de los indicadores de la cotidianidad en la función de ser padres y madres
A partir del desarrollo de las actividades y su análisis, se pudieron valorar algunos indicadores de la cotidianidad en la función de ser padres y madres.
En torno a la construcción psíquica y de la subjetividad y el papel de adultos primordiales
Al requerir qué se entiende por crecer desde lo que cualquier persona, con cualquier edad y condición, pudiese decir en una entrevista en la calle, o sea, tomando el pulso al imaginario social, aparecen frases o alusiones (17) del tipo: “[…] qué se yo”; “el plano físico”; “el estudiar”, “aprender”, “prepararse”, “avanzar en proyectos de vida y laborales”; “el plano espiritual y los valores con cuestiones de cómo ayudar a los demás”; junto a otro montón de expresiones que aluden a un resultado que no queda claro cómo se consigue, como:
[…] ser saludable”,” feliz”, “tener bienestar”, “ser más plenos”, “ser fuerte psíquicamente”, “tener autonomía e independencia”, “tener nuevas alternativas”, “hacerse grande”, “desarrollarse hacia el futuro”, “llenarse de ideas”, “ser alguien en la vida”, “cooperar”, “lograr lo indispensable en la vida”, “asumir retos”.
También aparece que “desde la experiencia se guía al niño para que crezca”, “que se crece desde las experiencias del otro”, “que es caerse, levantarse”. Se alude también al plano de “tener cosas materiales”. (17)
Aparecen, por tanto, cuestiones vinculadas al desarrollo físico, al desarrollo de habilidades de aprendizaje, de las que se sabe cómo pueden lograrse. Por otra parte, aparecen muchas expresiones relacionadas con la adquisición de valores y muchas otras del estilo de ser más plenos en las que queda difuso cómo esto se consigue.
Con esto se ratifica el indicador Diagnóstico de Población de la Normalidad Supuesta Salud relacionado con el desconocimiento de la función de ser madres y padres en tanto constructores, hacedores de un nuevo ser humano. Es decir, no aparece mencionada la relación de la crianza con el propio proceso de construcción psíquica que implica criterios y acciones específicas por parte de los adultos/as primordiales, siendo la tarea básica y esencial de la función de padres y madres. Esto en la línea de ese pasaje de la indefensión y la dependencia a la construcción de autonomía en cuyo proceso se van armando el aparato psíquico y la construcción subjetiva.
Se hace evidente que existe un nivel de desconocimiento de una labor que implica procesos y criterios de una obra de fina orfebrería generadora del desarrollo y humanización del ser humano. Este desconocimiento se cubre con el hacer de más y no lo que necesita, con sobreprotección y con el desgaste que significa no poder leer e interpretar de modo adecuado las situaciones de la crianza.
Se escucharon expresiones como: “A ser padres o madres no se aprende”. “¿Cuál es el límite de ser buen madre o buen padre?”, “[…] es muy difícil, lo que prevalece es el cariño. En todas las situaciones sobresalió: “Lo que falta en la vida cotidiana es la comunicación, orientación, falta negociar”. (17)
Respecto al proceso de la adolescencia, se espetó:
“La etapa de la adolescencia es de muchos cambios y muchos piensan que son muchachos adultos. A veces no sabemos cómo manejarlos. No soy mamá, pero he escuchado a algunas personas y no está claro cómo manejar la etapa de la adolescencia, entonces los sobreprotegemos. No sabemos cómo comunicarnos con ellos”.
“Los padres no pierden el aquello de sentirse necesitados”.
“Siempre los padres quieren controlar, aunque sus hijos sean adultos. Nunca les van a dejar avanzar lo que quieran. Ningún padre o madre se desprendió”.
“Niños grandes en coches”.17
En tanto, también sucede: “Niños pequeños, escolares de 8 años que tienen la llave de la casa y asumen responsabilidades que no les toca. Desprendimiento prematuro”. (17)
En torno a los lugares. Ejercicio de las sillas “Ocupando lugares”
La posición de las sillas es un ejercicio con el que se recoge el sentir de lo que los padres y madres creen saludable en relación con los lugares a ocupar en la crianza. Su objetivo es visibilizar aspectos del imaginario social referidos al lugar de cada uno/a en el grupo familiar desde un plano simbólico.
La consigna que se da a madres y padres en el taller es: Si ustedes tuvieran que poner estas sillas, ¿cómo las colocarían? ¿Cómo pondríamos las sillas para un crecimiento saludable? Hay tres lugares. Adultos primordiales que desde lo hegemónico son hombre y mujer, pero pueden darse otras identidades.
Se parte de que lo saludable son las tres sillas en movimiento, girando y en relación dialéctica. En relación a los lugares, debe quedar claro que es fundamental el lugar del hijo/a como tercero excluido con los sucesivos desprendimientos (momentos mirando hacia adentro y hacia afuera, según habilidades y capacidades adquiridas) y, asimismo, es fundamental que los adultos/as transiten momentos de articulación de sus proyectos personales, momentos de espacio de pareja y momentos de espacio de pareja en rol de padres y madres. De ahí surgen múltiples posiciones. Posteriormente a la ejecución de las posiciones planteadas, se solicitan soliloquios a los y las participantes.
Análisis de las posiciones de lugares a ocupar que, desde el imaginario social, se valoran como saludables
En principio, en la muestra analizada, todas las figuras expresan una distorsión de lugares, y las posiciones de esta muestra podrían agruparse del siguiente modo (Figura 3), atendiendo a algunas diferencias significativas, aunque todas se interrelacionan.
Posición 1. Queda más visible que la madre hace paridad con el hijo/a y el padre queda más excluido. Esta es una posición muy comprometida en relación con la crianza, ya que la exclusión de los hombres en la tarea de cuidados de la crianza y su función de proveedor quedan naturalizadas. 24 %. (Figura 1)
Soliloquios
Desde el lugar de las madres se dice: “cerca de mi hija”, “al lado de mi hija “dominante, me siento la sombrilla de la familia, controlando la situación, ellos, a un mismo nivel”.
Desde el lugar de padres se dice: “cómodos” y “de frente guiando a la familia”, “la fuerza la lleva la madre”, “estoy cerca de mi esposa, pero lejos de la niña para aconsejarla”.
Desde el lugar de los hijos/as se dice: “apoyada por la madre, guiada por el padre, hay cosas que puedo vivir sola, pero todo se lo digo”; “me siento en un costado”; señalan también “me doy cuenta que mamá no le ha dado participación a papá y hacen falta los dos”.
Aquí se reafirma la naturalización de la posición de exclusión del hombre y la naturalización del cuidado por parte de las mujeres, prácticamente por todas las partes y curiosamente el hombre identifica como cómoda una situación que implica la expropiación de su paternidad. Queda en evidencia el lugar de la mujer en la crianza con más paridad con el hijo/a que con la pareja. Desde el lugar de los/as hijos/as también se naturalizan los roles tradicionales y una cierta dependencia.
Posición 2. Los tres lugares están en igualdad de condiciones en total paridad, con el formato de los tres seguidos, uno junto al otro, pero fundamentalmente con el hijo/a al medio. 18 %.
Esta conformación anula la necesaria posición de asimetría que deben guardar los adultos primordiales mientras son padres y madres de crianza hasta finalizar la adolescencia. Desde esta posición se dificulta el ejercicio de la autoridad y se posterga, soslaya, relega el lugar de los/as adultos/as como pareja, naturalizando que la crianza significa renunciar en parte a ellos. 18 %.(Figura 2)
Soliloquios
Desde el lugar de madres se dice: “me siento bien, unida a mi hija y a mi esposo”, “los tres estamos unidos y hay buena comunicación”, “siento que, aunque esté la hija en medio hay armonía, equilibrio, los hijos nunca estorban”.
Desde el lugar de padres se dice: “puedo darle todo lo que la madre no le da, que no le falte nada, orientarlo en valores y apoyar conceptos de la madre”, “es un núcleo familiar, hay equilibrio entre los tres, como debe ser”.
Desde el lugar de hijos/as se dice: “me siento complacida, con mis padres a mi lado, que me apoyan, me ayudan en todo lo que yo necesite; me dan sus opiniones”, “esto no quiere decir que no crezca, ellos me ayudan con sus consejos a desarrollarme. Me siento segura”.
Esta es una posición severamente comprometida y disruptiva que afecta la convivencia familiar e incide en el proceso de una triangulación saludable que coloque al hijo/a en el lugar que cada momento del crecer requiere. El hijo/a nunca ha de estar al medio y además debe quedar claro el lugar de la pareja y la asimetría en la función de los adultos. Sin embargo, observamos que los soliloquios de todos los personajes expresan satisfacción y sienten que hay armonía y condiciones para crecer.
Posición 3. Todos están en círculo mirándose de frente, hay pequeñitas variaciones en cuanto a la cercanía de las sillas. Esta posición también anula la asimetría necesaria colocándolos en paridad, expresa una mirada más endogámica, y subroga las especificidades de cada uno. 24 %. (Figura 3)
Soliloquios
Desde el lugar de las madres se dice: “estamos bien, unidos compenetrados, la siento de frente, entrelazada, unida, apegada. La podemos criar mejor entre los dos” (refiriéndose a la pareja). “Bien, estamos unidos”.
Desde el lugar de los padres se dice: “bastante cómodo porque hay compenetración entre los tres. Siento que estoy compartiendo algo en la crianza de los hijos. Me siento bien, no estoy incómodo”, “creo que existe una buena relación. Puedo ayudar a mi hija ante cualquier problema, no está aislada. Hay buena comunicación, buena química, igualdad de criterios, hay mucha interacción”.
Desde el lugar de los hijos/as se dice: “ahogada”, “hay que echarse un poquito para atrás porque cuando crezca, no quepo”, “me siento que tengo una familia de la que formo parte. Me siento cómoda”, “me siento contenta, feliz, en confianza y amor. Captando todo”.
Esta es también una posición que dificulta la crianza y la armonía familiar, el desarrollo de todos/as y de cada uno/a, la familia se autoclausura en un “para adentro” que hará muy compleja la educación del día a día y el sano desarrollo de los espacios de hombres y mujeres además de ser padres y madres. Sin embargo, aquí también observamos que hay una naturalización con complacencia. Desde el único lugar que se hace una parte de denuncia de “ahogo”, “de falta de lugar”, junto a la complacencia, es desde el lugar de hijos/as.
Posición 4. En esta posición hay una tendencia a colocar a los padres y madres detrás y los hijos/as mirando hacia adelante y hacia el afuera insinuándose una diferenciación de lugares. Aquí, si bien se abre la posición del hijo hacia “el afuera” faltaría el movimiento que exprese dialécticamente que se alterna el hacia adentro en lo que aún no puede y hacia afuera en lo que sí puede. También perdura aquí que lo central es la mirada de los/as adultos/as hacia el hijo/a, quedando resaltada la posición en cuanto pareja de madres y padres. 30 %.(Figura 4)
Soliloquios
Desde el lugar de los padres se dice: “estoy cómodo porque le enseñamos a que avance, a que se desarrolle con la ayuda de los padres. Aunque en realidad no me gusta porque me parece como si no fuera mi responsabilidad o estuviera evitando cosas de la crianza”, “me siento bien”, “me siento bien por los logros que tuvo mi hijo”, “me siento confiado porque mi niño pudo avanzar”.
Desde el lugar de las madres se dice: “esto parece un juicio donde el niño es el sentenciado, ‘te tienes que portar bien’”. “La verdad es que me siento incómoda”, “no me molesta tenerla controlada, me siento bien porque puedo mirar a mi pareja y a mi hijo”, “bien, en la retaguardia, de soporte”. “La veo muy lejos y veo que falta comunicación. Me siento indecisa. No sé si desde aquí estoy cumpliendo con mi rol de madre”.
Desde el lugar de los hijos/as: “me siento con rienda suelta, pero estoy incómoda porque creo que el niño tiene que aprender de sus padres, siento que no me acompañan. Se necesita del apoyo, del consejo”, “me siento muy bien, perfecta”, “me siento que puedo hacer lo que me dé la gana. Rebelde. Para atrás no veo que estén mis padres”, “tengo independencia, tengo a mis padres”.
Aquí aparecen algunas expresiones de bienestar por parte de los hombres por la autonomía, los avances, los logros del hijo/a, aunque con alguna incomodidad, como si se desentendiese. En el caso de las mujeres, estas acusan más la incomodidad de posiciones que se acercan más a lo saludable, justamente porque cuestionan más su rol de sobreprotección. Desde el lugar de hijos/as se aprecia desconcierto, al expresar tanto el bienestar de una posición, que les permitiría ir caminando hacia la independencia, como la incomodidad.
Posición 5. Aparentemente el hijo/a mira hacia adelante, y mira hacia los/as adultos/as, pero ellos están de espaldas, no tiene la mirada de ellos/as y pareciera que para avanzar tiene que pasar por medio de los padres y madres. 10 %. (Figura 5)
Soliloquios
Desde el lugar de las madres se dice: “estamos dando más independencia al niño”, “siento que he dejado detrás a algo muy grande, mi hijo”, “desde este lugar no lo puedo enseñar ni educar”, “se está alejando y luego puede tener dificultades, deficiencia, los padres tienen que apoyar a sus hijos”.
Desde el lugar de los padres se dice: “doy independencia y al mismo tiempo estoy aquí para apoyarlo”, “le estamos dando la espalda, no he sido responsable. No le he dado calor, ni apoyo”.
Desde el lugar de los hijos/as se dice: “no me dejan vivir ninguno de los dos”. “Me siento bien”, “necesito mi espacio, mi independencia, aunque sé que puedo contar con mis padres”.
Aquí, desde los lugares adultos y de los hijos, se habla de dar independencia al hijo/a, cuando no está muy claro que esas posiciones lo faciliten, incluso tanto los padres y madres como los hijos/as las cuestionan.
Comparación de las expresiones de padres, madres e hijos/as en el ejercicio de los lugares
En cuanto al lugar de la mujer, hay significativa mayoría de expresiones de bienestar frente a situaciones que reafirman los cuidados como trabajo invisible de las mujeres, sobre todo en las posiciones más comprometidas (exclusión del padre, sobrecarga del cuidado en la madre, hijo/a al medio, paridad), mientras que aparece algo de incomodidad cuando hay indicios de mayor espacio independiente de los hijos/as. En algunos casos se cuestionan si están cumpliendo con su rol de madre.
En relación al lugar del hombre, también son mayoría significativa las expresiones vinculadas a un cierto bienestar frente a situaciones que reafirman el lugar de proveedor con expropiación de su paternidad y su participación en los cuidados, sobre todo en las más comprometidas (exclusión del padre, sobrecarga del cuidado en la madre, hijo/a al medio, paridad). Aparece una señal de mayor bienestar que en las mujeres cuando hay indicios de mayor espacio independiente de los hijos/as.
En relación al lugar de los hijos/as, hay expresiones de comodidad frente a situaciones que expresan distorsión de los lugares de crianza, pero expresan más niveles de desconcierto y confusión.
Expresiones relacionadas con que se expresa la falta de un espacio de adultos y/o pareja
Prácticamente no aparecen expresiones significativas. Esto alude a la predominancia de la función de madre y padre que parece implicar pasar a segundo plano la relación de pareja cuando se ejerce la maternidad-paternidad, cuando en realidad todos los planos son compatibles y necesarios. A esto se suma alguna expresión de un cierto sentido de culpa cuando el hijo/a no participa en paridad y como centro.
Síntesis interpretativa
Se puede apreciar que hay una dificultad para situar lugares saludables y un desconocimiento del valor estructurante de los lugares adecuados, en particular del proceso de triangulación.
Prácticamente todas las posiciones que se valoraron resultan distorsionadas en relación con el lugar de los y las adultos/as primordiales y de hijos/as en crianza. Esto es una clara muestra de la Normalidad Supuesta Salud, ya que tales posiciones distorsionadas se sienten como confortables negando la incomodidad o, si se expresa la incomodidad, neutralizándola.
Aparecen mayoritariamente expresiones de bienestar en las mujeres frente a lo naturalizado, junto a indicadores de cierta incomodidad frente a mayor independencia de los hijos/as. Aparecen mayoritariamente expresiones de bienestar en los hombres frente a lo naturalizado, junto a indicadores de bienestar frente a mayor independencia de los hijos/as.
Aparecen más indicadores de incertidumbre y confusión, junto a cierta comodidad, frente a posiciones más “sobreprotectoras”. Se evidencian pocas alusiones o ausencia de expresiones relacionadas con la necesidad de un espacio para los y las adultos/as primordiales, es decir, queda jerarquizada la relación como padres y madres en menoscabo de la relación de pareja o de espacios individuales. Respecto a los diferentes modelos de familias, predomina lo hegemónico heteronormativo y se aprecia una fuerte presencia de los roles hegemónicos de proveedor y de cuidadora.
En general, se corroboran indicadores relacionados con la distorsión del proceso de triangulación y la ocupación de lugares adecuados. Esto dificulta una crianza saludable centrada en el desarrollo de la autonomía y en coherencia con el sujeto ideológico buscado, lo cual genera desgastes innecesarios en el ejercicio de la maternidad y la paternidad.
CONCLUSIONES
Se advierte desconocimiento en cuanto al proceso de construcción psíquica, a través del cual se logra la subjetividad, así como del papel específico de los y las adultos/as primordiales en su articulación.
Se constata desconocimiento acerca del significado y función de lo que se pone en juego en las diferentes etapas de desarrollo, lo que incide en la dificultad para decodificar situaciones del día a día de la crianza y actuar en consecuencia.
Existe predominio de pautas de crianza distorsionadas relacionadas con el papel de los desprendimientos y el desarrollo de la autonomía.
Se evidencia confusión respecto al lugar saludable que debe ocupar el hijo o hija y sobre la función de los límites para habilitar dichos lugares.
Se advierte la abdicación de espacios personales y de pareja, en función de supuestas necesidades de la crianza y desde mandatos de género.
Se constata que tanto el desconocimiento como las pautas distorsionadas naturalizadas favorecen la tendencia a la sobreprotección, la confusión, la paridad y el desborde.
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Las autoras declaran que no poseen conflicto de intereses respecto a este texto
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- » Recibido: 02/08/2021
- » Aceptado: 22/11/2021
- » Publicado : 15/12/2021