Se presentan los resultados de una revisión bibliográfica realizada desde mayo a julio de 2021; como parte de la investigación relativa a la formación de la competencia regulación emocional en estudiantes de Estomatología al iniciar la práctica clínica. Para el desarrollo de este trabajo se emplearon métodos del nivel teórico tales como el histórico-lógico, análisis-síntesis y la inducción-deducción con el objetivo de argumentar, desde un enfoque de Ciencia Tecnología y Sociedad, la importancia de la formación de la competencia regulación emocional en estudiantes de Estomatología al iniciar la práctica clínica. Los principales resultados radican en que la sociedad necesita que los egresados de Estomatología tengan habilidades científico-técnicas referidas a su perfil profesional, pero también demanda de un experto que ofrezca confianza. A través de la competencia regulación emocional, los estudiantes tienen la capacidad de reaccionar de forma adecuada a sus emociones personales y a aquellas experimentadas por los pacientes por ello se concluye que los procesos de educación y formación deben tener presente el desarrollo de las competencias emocionales integrándolas en lo curricular.
The results of a bibliographic review carried out from May to July 2021 are presented; as part of the research related to the formation of emotional regulation competence in Dentistry students at the beginning of clinical practice. To carry out this work, theoretical methods such as historical-logical, analysis-synthesis and induction-deduction were used, with the aim of explaining, from a Science, Technology and Society approach, the need for the formation of this competence in care performance. The main results are that society needs dentistry graduates to have scientific-technical skills in accordance with their professional profile, but also, demands an expert who offers confidence. Through the emotional regulation competence, students have the ability to react appropriately to their personal emotions and those experienced by patients. It is concluded that the education and training processes must take into account the development of emotional competencies by integrating them into the curriculum.
- ciencia, tecnología y sociedad;
- proceso formativo;
- competencia emocional;
- regulación emocional.
- science, technology and society;
- training process;
- emotional competence;
- emotional regulation.
INTRODUCCIÓN
En el presente siglo, la educación solo tiene sentido atendiendo al contexto social en el que están inmersas la ciencia y la tecnología. La respuesta del movimiento Ciencia, Tecnología y Sociedad (CTS) para la enseñanza de las ciencias es la incorporación explícita de las relaciones mutuas entre ellas.
Este movimiento introduce el enfoque social de la ciencia y la tecnología, lo que constituye un campo multidisciplinar centrado en los aspectos sociales del desarrollo científico tecnológico, tanto en lo que concierne a sus condiciones sociales como en lo que atañe a sus consecuencias sociales, políticas, económicas, éticas y ambientales.1
En este sentido emerge la educación CTS como innovación del currículo escolar,2 que proporciona a las propuestas de alfabetización en ciencia y tecnología para todas las personas, una determinada visión centrada en la formación de actitudes, valores y normas de comportamiento respecto a la intervención de la ciencia y la tecnología en la sociedad (y viceversa) con el fin de ejercer, de forma responsable, como ciudadanos y poder tomar decisiones razonadas y democráticas en la sociedad civil.
Desde este punto de vista, Acevedo2 plantea que CTS es una opción educativa transversal que da prioridad, sobre todo, a los contenidos actitudinales (cognitivos, afectivos y valorativos) y axiológicos (valores y normas).
Desde la perspectiva de la dimensión cognitiva de lo actitudinal, la educación CTS pretende también una mejor comprensión de la ciencia y la tecnología en su contexto social, incidiendo en las interrelaciones entre los desarrollos científico-tecnológico y los procesos sociales. Así pues, los estudiantes deberán adquirir durante su escolarización algunas capacidades para ayudarles a interpretar cuestiones controvertidas relacionadas con los impactos sociales de la ciencia y la tecnología, con la calidad de las condiciones de vida en una sociedad cada vez más impregnada de ciencia y, sobre todo, de tecnología.3
A la luz de estas ideas, las modificaciones curriculares con la introducción de diferentes variantes para la preparación en CTS de profesionales e investigadores deben conducir a que estos desarrollen una nueva visión de sus áreas de actuación concientizando las relaciones CTS.4 Ello implica valorar la conducta emocional del médico como parte importante en la atención al paciente estomatológico en un contexto social que se ve favorecido o no por el uso que se le otorga al conocimiento científico y a las tecnologías.
En correspondencia con lo expuesto, toda sociedad necesita que los egresados en las escuelas de formación de recursos humanos en salud tengan habilidades científico-técnicas acordes con su perfil profesional. De ahí que, la educación superior tiene la responsabilidad de formar profesionales con una adecuada preparación teórico-práctica y científico-técnica, que responda de manera creadora a las necesidades sociales y posea un alto grado de humanismo y sentido ético en su actuación.5) Es por ello, que las universidades asumen un importante papel en la toma de decisiones relativas a la formación y capacitación de sus estudiantes, con el objetivo de ofrecer una formación que cubra los posibles requerimientos que habrán de afrontar en su carrera profesional al servicio de la sociedad.6
Las ciencias estomatológicas no están exentas de esta tarea, para ello el vínculo de la teoría con la práctica en la carrera de Estomatología se concibe en el programa de estudio desde el primer año, como principio rector. A partir del segundo año, el estudiante comienza a aplicar los métodos de trabajo profesional y el método clínico con la realización e interpretación semiológica de los síntomas subjetivos y objetivos reconocidos por medio del interrogatorio, el examen físico, radiográfico y otros.7) Sin embargo, no es hasta el tercer año que el estudiante, con aerotor, bisturí o fórceps en mano, realiza una acción terapéutica directa en el paciente.
Momento en el que se evidencia, de algún modo, la presencia de fatiga, tensión, vértigos, insomnio, taquicardia, síntomas gastrointestinales, irritabilidad, temblor, ansiedad y temor en algunos de los estudiantes al enfrentarse a la práctica clínica. Estas manifestaciones transgreden la relación médico paciente y afectan, de alguna manera, las buenas prácticas en esta especialidad.
Es oportuno destacar que la Estomatología está registrada como una de las profesiones más estresantes,8 sobre todo porque implica un trabajo diario basado en interacciones sociales en las que el médico debe hacer un gran esfuerzo para regular no solo sus propias emociones, sino también las de sus pacientes.
De esta manera, la regulación emocional, como competencia, cobra importancia para el desempeño profesional integral de sus educandos en la sociedad. La percepción, utilización, comprensión y regulación de las emociones, así como sus implicaciones en la vida diaria han sido estudiadas desde hace décadas, aunque han suscitado un interés creciente en los últimos años.9,10
En el campo de la salud los estudios de la competencia emocional han sido dirigidos fundamentalmente a la empatía, al estrés y al rendimiento académico.8,11,12,13,14
En este sentido, se hace imprescindible en el proceso de enseñanza-aprendizaje de las asignaturas precedentes a la práctica clínica, abordar la regulación emocional del estudiante de Estomatología en su actuar social en la atención asistencial al paciente.
A partir del análisis efectuado se propone como objetivo de este trabajo argumentar, desde un enfoque de CTS, la necesidad de la formación de la competencia regulación emocional en estudiantes de Estomatología al iniciar la práctica clínica.
DESARROLLO
La necesidad de nuevas finalidades para la enseñanza de las ciencias en el siglo XXI, dirige la mirada hacia la educación CTS y su potencial para formar ciudadanos informados, responsables y capaces de tomar decisiones razonadas y democráticas en la sociedad civil.5
Desde esta dinámica la educación CTS tiene uno de sus focos en los estudiantes, en la medida en que trata de facilitarles la comprensión de sus experiencias cotidianas respecto a los fenómenos que suceden en su vida diaria, de forma tal que la ciencia escolar se incruste en su entorno tecnológico y social.
Al mismo tiempo, la educación CTS pretende llenar un vacío preocupante del currículo tradicional, como es la suficiente comprensión de la ciencia y la tecnología para preparar al alumnado en el ejercicio de la responsabilidad social. Este objetivo general se puede dividir en otros más concretos, formulados como potencialidad personal, desarrollo de capacidades intelectuales, preparación para ejercer la ciudadanía en los ámbitos local, nacional y mundial, para tomar decisiones personales, formar ciudadanos social y profesionalmente responsables, etc.5
Por otra parte, en la actualidad, comienza a cobrar importancia las características individuales relacionadas con la creatividad, la lógica, la flexibilidad y la capacidad de comprensión de las situaciones laborales; incluyendo en ellas al mismo individuo y los otros, entendiendo que todo sujeto posee determinantes afectivos, emocionales y sociales, que van más allá de la posesión de una alta capacidad lógica, un excelente razonamiento y un gran cúmulo de informaciones y conocimientos, es decir, se reconoce la importancia de las competencias emocionales.15
De igual modo, los procesos de educación y formación deben tener presente el desarrollo de las competencias emocionales integrándolas en lo curricular. En este sentido, Colunga y García16 consideran que la formación de competencias inquiere que el estudiante logre un mejor desempeño en los entornos sociales cada vez más complejos a través del desarrollo de sus propias habilidades.
Por su parte, Ronquillo, Cabrera y Barberán,17 definen la formación por competencias como un proceso constructivo, en el cual no solo importa la adquisición de conocimientos técnicos sobre un área en particular, sino que requiere del compromiso ético y moral de la práctica de una profesión específica.
Para la concreción de tales propósitos, la formación de competencias está sujeta no solo a la parte técnica, sino también a la necesidad de medir factores intangibles muy importantes para el desempeño profesional, relacionados con las competencias del Ser, por lo cual, para el futuro egresado, constituye una necesidad desarrollar competencias que le permitan interactuar en el medio laboral y social de forma asertiva.18).
Al respecto, Ricalde,19afirma que la educación emocional es un proceso educativo, continuo y permanente, que pretende potenciar el desarrollo emocional como complemento indispensable del progreso cognitivo e integral de la personalidad. Por tanto, los autores consideran, que la propuesta está en integrar los conocimientos profesionales y la educación emocional bajo una perspectiva CTS; que facilite al estudiante concientizar la influencia de su desenvolvimiento emocional en su quehacer clínico y relación médico-paciente.
Resulta interesante destacar que el paciente llega al estomatólogo con sentimientos contradictorios. Por un lado lo percibe como un ser dotado de poderes (reales y fantásticos) que le alivia sus dolencias. Sin embargo, es a la vez una figura amenazadora, dados los procedimientos invasivos y eventualmente dolorosos aplicados en la zona bucal. De cualquier modo, es responsabilidad del estomatólogo intervenir para disminuir el estado de ansiedad del paciente; el dentista dispone de un poder superior al de su paciente cuando este se encuentra en el sillón dental.20
En este sentido, desde la primera consulta el profesional debe proveer un ambiente psicológico de seguridad, brindar todo el apoyo posible, con un alto grado de humanismo, con la ética médica requerida. De esta forma se establece una adecuada comunicación y confianza con el paciente, para que cuando se realicen determinadas técnicas difíciles y desagradables, el paciente las acepte y coopere.20
Cuando se establece una buena relación entre el paciente y el estomatólogo se crean las condiciones que conducirá a una satisfacción por ambas partes y a la realización de tratamientos de calidad.21) Sin embargo, para poder entablar una buena relación con el paciente el estudiante de Estomatología debe ser competente en la regulación de sus emociones, en tomar las decisiones, para expresarse debidamente y alcanzar el éxito en la relación médico paciente.
La educación emocional, colaborr en el proceso de desarrollo integral de la personalidad del individuo, dotándole de herramientas y estrategias emocionales que le permiten afrontar de forma coherente, digna y consciente los retos. Tal es la importancia que se le asigna hoy a las emociones y su formación dentro de la educación básica de los estudiantes.19
La categoría formación, al emplearla en el marco académico representa un sistema compuesto por ideas y acciones que se entretejen mediante relaciones de diversas índoles y, a su vez, alude a un proceso, porque tal sistema se despliega en etapas y niveles, siempre matizados por las condiciones socioculturales y marcados por los nexos entre el accionar externo al individuo en formación y su universo espiritual (el sistema formado por las capacidades racional y afectiva, con todo lo que ambas representan y proporcionan, así como por sus relaciones mutuas y los resultados que se obtienen de estos vínculos).22
La formación universitaria no es solo proporcionar conocimientos de una especialidad a los estudiantes, ni orientarlos o suministrarles métodos y vías para que sepan construirlos, también incluye la acción sobre todos los otros aspectos propios del ser humano; no hay por qué desestimar que los estudiantes sean seres sociales, que viven en una comunidad a la cual se deben y con la cual deben dialogar. En este contexto, entonces, no solo son valiosos los conocimientos de la especialidad.23
Sin embargo, a pesar de que la preocupación por lo espiritual en la educación no es nueva, sin lugar a dudas, históricamente lo cognitivo ha tenido supremacía sobre lo afectivo, por lo que los sistemas educativos han hecho mucho énfasis en la esfera cognitiva y dejan de lado lo emocional. Las competencias emocionales; se conciben como "[…] el conjunto de conocimientos, capacidades, habilidades y actitudes necesarias para tomar conciencia, comprender, expresar y regular de forma apropiada los fenómenos emocionales".24
La búsqueda del equilibrio entre lo subjetivo y lo cognitivo es tarea prioritaria en los procesos formativos,19 y su repercusión en la satisfacción social es indiscutible. En correspondencia, el estudiante de Estomatología debe poseer un bagaje en educación emocional que le imprima un sello como profesional empático, con un autocontrol que se articule con los conocimientos propios de la carrera. Ello le permitirá convertirse en un profesional con desempeño integral, con un alto nivel intelectual y con habilidades para la regulación de sus emociones.
Los profesionales de la Educación Superior, aún se preguntan si es posible desarrollar en los estudiantes universitarios este tipo de competencia, debido a que uno de los principales objetivos de las universidades es promover el empleo y capacitar a profesionales para atender las necesidades de la sociedad. La respuesta más acertada está dirigida a que la regulación de las respuestas emocionales se puede aprender, al mismo tiempo que se considera como un signo de maduración e inteligencia.25
Sin embargo, la investigación sobre el desarrollo y entrenamiento de las emociones en la profesión médica está en sus inicios. Aunque los primeros estudios y programas de intervención muestren que es factible, se hace necesaria su implementación durante la formación inicial de los médicos, y acompañados de una evaluación rigurosa del proceso según el criterio de Arrabal.26
Por lo anterior, es insoslayable la preparación emocional de los estudiantes, antes y durante la práctica clínica, no solo porque deben saber autorregularse sino que deben lidiar con sus pacientes; que por lo general se manifiestan ansiosos y temerosos con el tratamiento estomatológico. Si los sujetos no son capaces de regular sus propias emociones será difícil bregar con las ajenas.
El coeficiente intelectual no es un referente de un mejor estudiante, muchas veces los que triunfan son los que saben conocer sus emociones y cómo gobernarlas de forma apropiada, los que cultivan las relaciones humanas y conocen los mecanismos que motivan y mueven a las personas, los que se interesan por las personas más que por las cosas; así entonces la inteligencia académica no es suficiente para alcanzar el éxito profesional.27,28
Desde esta perspectiva la calidad de la atención clínica está determinada por algo más que los conocimientos científicos y tecnológicos del profesional. Se han realizado estudios (29,30 para definir cuáles son por la sociedad las características más relevantes que debe tener un profesional de la salud para una adecuada relación con su paciente.
Los resultados concuerdan en que los pacientes valoran durante la atención clínica no sólo los conocimientos y habilidades científico-técnicas del odontólogo, enfermera o médico; sino también el factor humano, relacionado directamente con el componente actitudinal del profesional. Refieren un mayor aprecio por aquellos capaces de expresar y demostrar apoyo emocional a sus pacientes.31
Asimismo, Arrabal26 considera que los médicos con emociones positivas son más empáticos con sus pacientes y cometen menos errores. Las emociones son un elemento imprescindible en la salud del paciente. El apoyo emocional, la seguridad que inspiran y la asertividad de quien los asiste tienen altos beneficios para ellos.
Al respecto González, señalado por Vega,27) al referirse a la relación médico-paciente señala que el médico debe estar consciente de sus propias características como persona y como profesional ya que el éxito de una relación profesional depende, muchas veces, de la habilidad del facultativo para manejarse.
Por ello, al decir de Fernández Berrocal,32) existe una necesidad inevitable de replantear los requisitos y competencias mínimas para ser un médico eficaz en el siglo XXI. Actualmente ya no basta con los conocimientos teóricos y técnicos, además de estos, se exige a los egresados toda una serie de nuevas competencias.33,34,35
Las nuevas demandas y requerimientos que son exigidos a los universitarios no se refieren en exclusiva a competencias técnicas adscritas a sus titulaciones universitarias. Este tipo de conocimiento teórico es necesario, pero ha dejado de ser suficiente.2) Las competencias emocionales guardan una estrecha relación con el desempeño exitoso de los profesionales. Es meritorio destacar el punto de vista de Leo Rámirez, Zapata González., Esperón Hernández,36 quienes razonan que es imprescindible cuidar durante el proceso educativo de los futuros médicos, el desarrollo de competencias emocionales que permitan un desempeño óptimo en el campo profesional, en especial el clínico, con seguridad para sí mismos y los pacientes, con objeto de brindar herramientas para la vida y con la finalidad de aumentar el bienestar social y emocional de la persona que ejerce o va a ejercer una profesión, en este caso la medicina.
A pesar de su importancia, el aprendizaje emocional no constituye parte explícita o relevante de la educación, pocas instituciones educativas lo incluyen dentro del currículo; considerándolo un aspecto personal al que se le restado importancia, pese a que son las emociones las que en un gran porcentaje definen la conducta humana.28
En una línea semejante, se plantea que la finalidad de estas competencias se orienta a aportar valor añadido a las funciones profesionales y promover el bienestar personal y social.37) Se unen a estas consideraciones Márquez, Méndez y Vilchis;28) así como Bueno, Chica, Tirado y González.30) Desde esta perspectiva en los últimos años se reclama insistentemente, una educación basada en la necesidad de desarrollar una comprensión pública de la ciencia y la tecnología.38
En tal caso, la educación científica y tecnológica debe ser coherente con la máxima CTS, por cuanto se debe guardar el necesario equilibrio entre la materia a enseñar, el alumno a educar y la sociedad en la que vive. De esta forma, es posible dotar de un significado más amplio la alfabetización científica y tecnológica de acuerdo con las necesidades sociales.39
Los estudios sociales de la ciencia y la tecnología o estudios sobre ciencia, tecnología y sociedad, se constituyen en un campo de trabajo, en el que se asume el fenómeno científico-tecnológico en su contexto social, tanto en relación con sus condicionantes sociales como en lo que atañe a sus consecuencias sociales y ambientales.40
Más allá de lo anterior, se considera que el propósito del proceso formativo del estudiante de Estomatología es formar profesionales científicamente alfabetizados, capaces de comprender cómo influyen entre sí la ciencia, la tecnología y la sociedad, y utilizar este conocimiento en la toma de decisiones para su educación emocional. Estas personas deben llegar a apreciar tanto el valor de los conocimientos curriculares como los emocionales para la sociedad.
CONCLUSIONES
Las relaciones Ciencia Tecnología Sociedad adoptan características particulares en la educación superior, imponiendo una nueva visión para conocer, mostrar y promover los conocimientos científico-tecnológicos y su impacto social, como parte del proceso formativo.
Los estudiantes de Estomatología requieren tanto los conocimientos técnicos más desarrollados de la profesión como la competencia regulación emocional que aporta valor añadido a las funciones profesionales y promover el bienestar personal y social, abordado desde una perspectiva de ciencia tecnología sociedad.
La formación del estudiante sobre los aspectos sociales de la ciencia y la tecnología que parta de la visión sobre las consecuencias y demandas sociales, ratifica el objeto de estudio de la relación Ciencia Tecnología Sociedad, a la vez que genera un cambio de actitud en el alumnado mediante la concientización de la necesidad de la regulación emocional para su desempeño como profesional de la Estomatología.
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- » Recibido: 23/11/2021
- » Aceptado: 09/05/2022
- » Publicado : 22/06/2022